Ayer fue un día bochornoso para España, un día muy negativo que nos va a costar un precio desmesurado que no sabemos ni podremos pagar. La actuación desmesurada y excesivamente contundente de la policía y la guardia civil ha dado la vuelta al mundo con la cifra vergonzante de casi 900 heridos.
Anoche Puigdemont en otro paso más hacia el caos institucional y social, advirtió de que en pocos días declarará la independencia de Cataluña. Pocas horas después de que Mariano Rajoy informase de que todo había ido muy bien, de que no se había votado y de que la solución era hablar (ahora) con todos los partidos políticos.
Mañana hay convocado una huelga general en Cataluña, hoy los medios de comunicación mundiales abren don informaciones muy negativas para España. Necesitamos a políticos catalanes con los que hablar, y no los podremos tener en la cárcel. Y para más caos, Rajoy nos amenaza con elecciones anticipadas si no le apoyan en todo, dando ejemplo de responsabilidad.
¿Y a partir de ahora? Pues cada día es más complicado encontrar soluciones válidas y positivas. Se aceleran los tiempos, se multiplican los problemas graves, se sabe que hay una base fija de al menos dos millones de catalanes del censo electoral que quieren una vez y hasta en tres ocasiones electorales en los últimos pocos años, la independencia de España. Incluso la desafección hacia España se nota crecida mientras que el odio a los catalanes en el resto de España aumenta.
¿No hay nadie con mando en Plaza, que sepa poner sentido común y diálogo, sentido histórico del momento y tranquilidad?