En la Transición se habló de ruptura. Para decir NO

El día 1 de agosto de 1975, Juan Antonio Díaz Ambrona que formaba parte del Grupo Tácito y que en los años 80 y 81 fue ministro con Suárez y con Calvo Sotelo, escribía este artículo de arriba para El Noticiero de Zaragoza. El título lo dice todo, y aunque faltaban unos meses para que muriera Franco, ya se veían venir las dudas y los empujones para lograr abrir el camino de una España más democrática. Pero con muy serias dudas.

El texto del artículo de arriba mezclaba la política de verdad con disposiciones que se emplean en las empresas para hacerlas gobernar, como si todo se pudiera mezclar. O como si hablando de empresa se podría colar a la censura ideas para gobernar España en el futuro. Pero sin duda es un texto además de ambiguo muy escaso, lo que nos indica claramente por donde parecían ir incluso los intelectuales que se atrevían a escribir hacia la democracia. Imaginaros los otros, los dinosaurios del Régimen.

Y a continuación os dejo al final de la entrada otro artículo del mismo día y periódico del que también fue ministro con la UCD, Manuel Jiménez de Parga, donde plantea ya las opciones de “arrancar de cero” o lo que luego se conoció como “ruptura” y que considera inviable, o la de hacer un pacto sin fronteras desde el interior de España, lo que conocemos como Transición. El título del su artículo lo dice todo.

Meses antes de morir Franco, ya se escribía claramente sobre los diversos caminos que después se analizaron en los despachos de la nueva política. Podemos ahora, 43 años después, decir qué se debería haber hecho, sin saber ponernos en el lugar y el momento. 


Pero es que en realidad ya se analizaron todas las opciones, ya se puso sobre la mesa la opción de ruptura, y existieron las discusiones desde dentro incluso de la Dictadura y en diarios conservadores y religiosos como era El Noticiero (que se hacía eco del Nuevo Diario que era una cabecera del Opus Dei aunque en estas fechas era ya propiedad del Conde de Godó propietario también de La Vanguardia). Imaginaros pues lo que se hablaría y analizaría en círculos progresistas de debate y sin que nadie pudiera nunca publicarlo. 

Eran tiempos en los que discrepar estaba prohibido y además no te dejaban. Arrancar de cero hacia una democracia como en Europa o lo que siempre se ha reclamado, una ruptura total con la dictadura, solo se podría haber planteado si no se hubiera muerto en la cama el Dictador. 

O si fuerzas que no hubieran sido simplemente las civiles e intelectuales españolas hubieran exigido otra forma de alcanzar la democracia. Pedir la Ruptura a las pobres y desarmadas ideológicamente fuerzas civiles de la España de 1975, es de no saber lo que es un país en dictadura, y quienes son los que realmente mandan en estas situaciones. Y que son muchos y muy variados.