El estrés, factor negativo en la calidad del trabajo y la productividad

El estrés es un factor grave de riesgo laboral y personal que no siempre le damos la importancia debida. En las empresas es curiosamente algo que se valora como inevitable, sin darnos cuenta que el umbral de riesgo del estrés negativo es en cada persona muy diferente y que si se cronifica, se convierte en patológico y por ello en peligroso para la salud de las personas. 

Los Departamentos de RRHH son imprescindibles para reconocer los primeros síntoma y tomar las medidas desde su análisis profesional para controlar este tema y saber dosificarlo, advirtiendo otra vez que cada persona tiene el punto de no retorno en diferente grado de presión.

Una persona con estrés negativo es una persona muy poco productiva, aunque se mueva mucho. En realidad el estrés es una enfermedad en cuanto no se puede controlar, y entonces es tan peligroso como cualquier otro factor de riesgo para la salud, y más que algunos de los que consideramos peligrosos como el tabaquismo. 


Un estrés sin dominar es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, psicológicas y para las relaciones eficaces dentro de los equipos de personas. 

Se pierde memoria, felicidad en el trabajo, aumentan los accidentes, se produce menos pero sobre todo peor y con menos calidad, y al final se cae enfermo con bajas de larga duración.

Como (casi) peor remedio para estos temas está el acudir al psiquiatra a recibir tratamiento químico, sin hacer nada más. Eso ayuda artificialmente a superar los síntomas, pero no a los efectos más internos. No ayuda en la producción, ni en la memoria, en la calidad del trabajo, en la felicidad por el trabajo bien hecho, sino que al final se cae en una espiral de subidas y bajadas que poco a poco destroza a la persona. 


Es mucho más eficaz ir a un profesional psicólogo, que nos ayude a realizar cambios en nuestra vida, en nuestra forma de encarar los problemas y en dosificarlos.

Hay que recurrir al aprender o saber ajustar la presión, a bajarla y controlarla, a la relajación, incluso al Yoga, a la risoterapia o a las ayudas externas que nos ayuden en las relaciones laborales. 

Y las empresas deben crear espacios laborales más humanos que ayudan a una calidad final mucho más alta, y a una productividad mayor.