Quino y la inseguridad aplastada

Si observamos el tamaño del dedo que aprieta al señor normal, veremos que la inseguridad era cierta. 

Pero que todos se habían equivocado de pensamiento.

El que provocaba la inseguridad era el violento del dedo grueso.

Eso sí, hay que continuar con las mismas ideas, no nos vaya a tocar encima de nosotros el dedo que aprieta mucho. 

Ante la duda, sigamos señalando con el dedo pequeñito al disidente, no nos vaya a caer encima el violento dedo gordo del poder. Aunque esto suena asqueroso ¿no?

Genial Quino y sus manos.