Las derechas duras no querían en aquellos años que poner en valor a la AP de Fraga que perdía constantemente importancia por culpa de una UCD conservadora pero de jóvenes, que les estaban dominando el camino de las políticas que alejaban a España de aquellos vientos franquistas.
A los pocos años, efectivamente, la UCD desaparecía traicionada por ellos mismos y la AP se convertía en un PP que ya podía conquistar las derechas sin competencia. Estamos en el 2019 y tenemos tres derechas. Volveremos pues a las trampas para que al final quede una sola, pues no pueden soportar que haya más de una con todo el poder. Si hay tres no se pueden controlar igual.
En 1978 se decía con rotundidad que NUNCA se pactaría entre las dos derechas. En el 2019, 41 años después se ha comenzado pactando en Andalucía e iremos viendo el camino. Aunque parezcan otros tiempos, no son tan diferentes. Las necesidades finales son las mismas.
A los pocos años, efectivamente, la UCD desaparecía traicionada por ellos mismos y la AP se convertía en un PP que ya podía conquistar las derechas sin competencia. Estamos en el 2019 y tenemos tres derechas. Volveremos pues a las trampas para que al final quede una sola, pues no pueden soportar que haya más de una con todo el poder. Si hay tres no se pueden controlar igual.
En 1978 se decía con rotundidad que NUNCA se pactaría entre las dos derechas. En el 2019, 41 años después se ha comenzado pactando en Andalucía e iremos viendo el camino. Aunque parezcan otros tiempos, no son tan diferentes. Las necesidades finales son las mismas.