Somos muy de hablar, de querer que se nos lea y escuche, pero muy poco de leer y escuchar a los “otros”. Así es imposible entendernos.
Ruido, ruido, ruido.
Ruido, ruido, ruido.
Esta viñeta es de la primavera del año 1956. Casi 63 años nos separan. Y seguimos igual. Lo cual nos puede indicar que no sucede nada aunque no seamos capaz de escuchar a nadie. Funcionamos por inercia.