Este blog lo dejé hace unas semanas parado. No sé por qué. Así son las cosas. El caso es que hoy veo que era buena idea, reunir pensamientos de un año entero siempre es buena idea. pero se quedó ahogado en algunos días tontos y allí se me murió.
Con los blog nos sucede algo imbécil. Creemos que se deben continuar, siempre el mismo, darle caña, volver a publicar. Pero podrían ser como una novela o un libro cualquiera. Que tuviera su principio y su final. Que fuera lógico cerrar las páginas y aparecer las tapas.
Lo malo son los libros sin terminar, los que se quedan aparcados sin motivo aparente. Los que mueren antes de su tiempo. Heridos de inclasificables golpes de suerte.
Algún día los blog desaparecerán. Todos. No quedará nada de nada, pues el que manda en todo esto es curiosamente una máquina que no tiene cara ni mucho menos intereses por lo que se escribe. Lo dicen muy bien, somos como nubes que contienen agua hasta que empieza a llover y se vacían del todo. ¡¡Uff!!