En el año 1972 los sorteos eran poca cosa, un coche de marca Austin Victoria y 60 radio cassette de marca Telefunken. Con eso ya se cumplía con los sueños de los impositores de la Caja de Ahorros.
Los tiempos de Franco, aunque fueran los últimos, eran así de simples, con poca cosa cuando no había de casi nada, era suficiente.