Los 15 años de vida de la revista Cuadernos para el Diálogo, desde 1963 a 1978, fue una pequeña bocanada de aire fresco en la España vieja de la Dictadura atroz y eterna. Esta revista, muy respetada en aquellos años por sus firmas culturales, nade de la democracia cristiana con Joaquín Ruíz Jiménez a la cabeza y Pedro Altarés mucho después tomando el timón en los últimos años para intentar salvar el espíritu de la revista.
Eran años duros, de fusilamientos tardíos para mantener los miedos, y dónde la revista Cuadernos para el Diálogo daba espacio a ligeras críticas, por entonces duras críticas, que no siempre las soportaba el régimen militar.
Sí, realmente aunque por aquellos años ya mandaban en España los civiles de la Falange o de la Obra, seguía el poder real en manos de los militares y los banqueros.
Cuadernos para el Diálogo moría tras 336 números de vida democrática desde dentro de la dictadura, sin que nadie supiera mantener al menos su cabecera. Un gran error, pues muere por el éxito de El País y hoy estoy seguro, se apena de no haber sabido mantener el concepto de Cuadernos para el Diálogo, como su revista dominical.