Acaba la semana de la fiesta, de las vacaciones, de la ausencias. Ninguna otra semana del año está España más parada. Totalmente parada. No hay ni periodistas para disimular. Es como si todo se dejara funcionar a su propio ritmo, sin empujar nada, a velocidad de crucero. Y sin Gobierno.
Yo esta semana de todos los años… desde siempre las paso como amulagado, sin irme de fiestas ni viajes, como escondido deseando que se pase la semana. Sé que solo son siete días pero parecen cien. No hay ni coches. Me da miedo incluso ir por el centro, no vaya a ser que no haya nadie y me cojan para lo más inverosímil. ¿Y si de verdad en un momento dado no hay nadie más que tú?
Mañana empieza el mundo otra vez, bueno la verdulería de mi calle, que la llevan unos chinos no abre, dice que para la próxima semana. Y el bar de abajo tampoco, que tienen fiesta en su pueblo. ¿No será que lo que era una semana se está convirtiendo en dos semanas? ¡¡Uff!! no sé si lo podré aguantar.