La Economía Circular es consumir menos y mejor, y junto a la Economía del Bien Común o la Economía Humanista son ideas muy válidas para avanzar hacia el postcapitalismo al que tenemos que llegar pensando en la sostenibilidad de todo lo que nos rodea. Y en esto los jóvenes están mucho más activos pues saben que ellos van a vivir muchas décadas percibiendo los errores que se están cometiendo ahora mismo.
Abría antes el cajón donde guardo los auriculares de botón y me he encontrado seis ejemplares nuevos. De ellos a los suma utilizo dos y medio. ¿Y el resto cómo han llegado hasta allí? Si ni yo mismo lo sé es que algo me está engañando sin darme cuenta. Y así con todos mis cajones. No sabemos seleccionar, compramos por impulsos, por tener más que por disfrutar, consumimos mucho más de lo que necesitamos y todo eso produce desechos, contaminación imposible de soportar por un Plantea ya herido.
El consumo de alimentación en el Primer Mundo es brutal, lo que se tira es un drama, lo que cuesta producir en residuos de todo tipo un kilo de carne es para conocer y reflexionar. Yo como carne, pero igual hay que comer menos, más elegida, de todo tipo, valorando los costes reales de lo que consumimos. Se tiran verduras y frutas simplemente por no ser “bonitas” y derrochamos energía en transporte o en temperaturas por no querer entender que es carísimo para todos movernos siempre entre 22 y 24 grados. Menos es “mucho” frío y más “mucho” calor.
¿Hasta cuánto y cuándo podremos aguantar con un consumo que nos convierte en esclavos del trabajo y además sin saborear lo que consumimos?