Nunca entré en los Salones Dorados. Siempre me quedé en la puerta

Yo no he llegado a entrar en los Salones Dorados por varios motivos de los que no todos conozco o reconozco. Pero de los que sí... es por ser lento en mis decisiones, lento y a veces dubitativo. 

Quiero asegurarme de las situaciones y decisiones que debo tomar en exceso… y eso es imposible sin pagar un precio muy alto. Y si refriegas las reflexiones por muchos sitios, al final o te las pisan o ya dejan de ser tuyas para ser de todos.

Consultar esta bien, pero para patentar ideas no sirve pues pierdes su propiedad, dejan de ser tuyas.

Recuerdo en estos tiempos actuales algunas “adivinaciones” que no logré poner en funcionamiento y que se han cumplido sin fallo cuando todos hace tres décadas me miraban con cara de asegurar que yo era estúpido o un tipo que simplemente quería opinar diferente. 

Prepararse con tanto tiempo para evitarlas o aprovecharlas parece mucho, pero ahora sé que mis errores me costaron dinero y futuro, por faltarme osadía y decisión de saltar solo.

No me importa el no haber entrado en los Salones Dorados y quedarme en las puertas de varios de ellos en excesivas ocasiones. Ser el primer perdedor es jodido, pero a todo somos capaces de acostumbrarnos. Y es cómodo.

Un punto de excesiva comodidad o de falta personal para asumir riesgos... también tengo. Abrir las puertas y entrar siempre es un acto de riesgo. Una vez que entras es muy complicado salir fuera.

¿Quienes deberían ser dueños de las empresas?

De cara a ese capitalismo o socialismo del siglo XXI que deberíamos construir entre muchos para evitar conflictos de convivencia, tal vez deberíamos preguntarnos de entrada y casi en primer lugar sobre quien debe tener la posesión y control de las unidades de producción y trabajo.

El comunismo apuntaba en el viejo siglo a que debía ser el Estado, pero eso está claramente superado. El capitalismo siempre ha trabajado para que el control de las empresas lo tenga únicamente quien tiene el capital para crearlas y hacerlas crecer. ¿Sólo?

Pero nadie tiene “mucho” capital si no es a costa de quedarse pequeñas porciones de beneficios de mucha gente que no tiene capital. 

Una fábrica, una unidad de trabajo o de servicios no debería ser únicamente una institución propiedad de quien haya puesto el dinero ganado a costa de muchos pequeños trozos de plusvalías del trabajo de otras personas.

Esos “otros” también deberían ser propietarios de una parte de su empresa pues siguen facilitando y trabajando para que crezca o se hunda. 

No parece muy de sentido común que sea solo propiedad de quien pone el dinero y la idea, y nada de propiedad de quien pone el trabajo. ¿Quién se arriesga más? Pues depende del capital que se posea. Para muchas personas, su trabajo es lo únco que tienen.

Como tampoco parece de sentido común que sea propiedad del Estado, es decir de todos, también por propio sentido de la calidad y la producción.

Deberíamos hablar de qué manera deben entrar en los Consejos de Administración los trabajadores que ponen vida a los proyectos empresariales. Y qué capacidad de mando y orden deben tener. 

Eso sí depende de muchos conceptos. 

Pero lo que no parece lógico es que sigamos caminando hacia empresas personales, monárquicas, donde todo, el éxito y el fracaso, dependa exclusivamente de personas que no están entregando su vida en ella, si acaso parte de los ahorros de otras inversiones.

¿Quienes deberían ser dueños de las empresas?

De cara a ese capitalismo o socialismo del siglo XXI que deberíamos construir entre muchos para evitar conflictos de convivencia, tal vez deberíamos preguntarnos de entrada y casi en primer lugar sobre quien debe tener la posesión y control de las unidades de producción y trabajo.

El comunismo apuntaba en el viejo siglo a que debía ser el Estado, pero eso está claramente superado. El capitalismo siempre ha trabajado para que el control de las empresas lo tenga únicamente quien tiene el capital para crearlas y hacerlas crecer. ¿Sólo?

Pero nadie tiene “mucho” capital si no es a costa de quedarse pequeñas porciones de beneficios de mucha gente que no tiene capital. 

Una fábrica, una unidad de trabajo o de servicios no debería ser únicamente una institución propiedad de quien haya puesto el dinero ganado a costa de muchos pequeños trozos de plusvalías del trabajo de otras personas.

Esos “otros” también deberían ser propietarios de una parte de su empresa pues siguen facilitando y trabajando para que crezca o se hunda. 

No parece muy de sentido común que sea solo propiedad de quien pone el dinero y la idea, y nada de propiedad de quien pone el trabajo. ¿Quién se arriesga más? Pues depende del capital que se posea. Para muchas personas, su trabajo es lo únco que tienen.

Como tampoco parece de sentido común que sea propiedad del Estado, es decir de todos, también por propio sentido de la calidad y la producción.

Deberíamos hablar de qué manera deben entrar en los Consejos de Administración los trabajadores que ponen vida a los proyectos empresariales. Y qué capacidad de mando y orden deben tener. 

Eso sí depende de muchos conceptos. 

Pero lo que no parece lógico es que sigamos caminando hacia empresas personales, monárquicas, donde todo, el éxito y el fracaso, dependa exclusivamente de personas que no están entregando su vida en ella, si acaso parte de los ahorros de otras inversiones.

Qué precio en horas de vida tiene un teléfono móvil?

Nuestra relación con el dinero es curiosa, ganamos lo que quieren otros y nos gastamos ese dinero entre los precios que nos marcan… también otros. Es decir, que podríamos medir nuestra capacidad de ganarnos la subsistencia dividiendo las horas de nuestra vida que entregamos a trabajar casi siempre por cuenta ajena entre la cantidad de barras de pan que nos permiten comprar con lo que nos pagan.

Vendemos horas de vida, para comprar cosas para vivir.

Cuando más caras son las cosas que compramos, más horas de nuestra vida tenemos que entregar a cambio.

Si ganamos 1.000 euros al mes y trabajamos 20 días nos pagan 50 euros al día. Si trabajamos 8 horas nos sale la hora a poco más de 6 euros la hora. Necesitamos 15 minutos de nuestra vida para tomarnos un café y casi un mes de nuestra vida para comprarnos un teléfono móvil nuevo. ¿Y cuantos meses de nuestra vida para poder comprar una vivienda?

En el caso de los gastos elevados, estas cuentas no nos sirven. Un teléfono móvil no nos cuesta lo mismo que un mes de nuestra vida aunque nos lo creamos con las cuentas de la vieja que hemos puesto antes. Porque tenemos unos gastos fijos y necesarios que en ese mes tenemos que realizar, queramos o no, deseemos comprarnos el teléfono o no. Para el teléfono solo podemos dedicar el ahorro o la deuda.

Hay que comer, vivir en una habitación y pagar la luz y el agua, e incluso cambiarnos de vez en cuando de ropa. Así que esos 1.000 euros del teléfono pueden ser casi el ahorro de un año de nuestro trabajo… o solo unos días, depende de nuestros ingresos.

Es posible que tengamos que trabajar un año para poder comprarnos el teléfono, pues en ese año tenemos unos gastos fijos que se llevan gran parte de nuestros ingresos, de nuestros días de trabajo. Pero a su vez hay personas que con el trabajo de un solo día se pueden comprar ese mismo teléfono, pues para ellos los gastos fijos no representan casi nada.

Por eso, cuando decidimos cambiarnos de teléfono móvil hay que analizar cuántas horas reales de nuestro trabajo le vamos a entregar a Apple o Samsung. Tal vez así nos venga a la cabeza la idea de que nuestro trabajo, es decir, nuestra vida vale mucho más que un teléfono móvil nuevo. 

Y a su vez cuando decidimos qué queremos hacer con nuestra vida a la hora de estudiar o trabajar, hay que pensar que estamos decidiendo el precio que tendrán todas las cosas que compremos, en valor de horas de nuestra vida. 

Cada "cosa" tiene un precio muy distinto para cada consumidor, según el sueldo que este logra cobrar vendiendo sus horas de vida.

Qué precio en horas de vida tiene un teléfono móvil?

Nuestra relación con el dinero es curiosa, ganamos lo que quieren otros y nos gastamos ese dinero entre los precios que nos marcan… también otros. Es decir, que podríamos medir nuestra capacidad de ganarnos la subsistencia dividiendo las horas de nuestra vida que entregamos a trabajar casi siempre por cuenta ajena entre la cantidad de barras de pan que nos permiten comprar con lo que nos pagan.

Vendemos horas de vida, para comprar cosas para vivir.

Cuando más caras son las cosas que compramos, más horas de nuestra vida tenemos que entregar a cambio.

Si ganamos 1.000 euros al mes y trabajamos 20 días nos pagan 50 euros al día. Si trabajamos 8 horas nos sale la hora a poco más de 6 euros la hora. Necesitamos 15 minutos de nuestra vida para tomarnos un café y casi un mes de nuestra vida para comprarnos un teléfono móvil nuevo. ¿Y cuantos meses de nuestra vida para poder comprar una vivienda?

En el caso de los gastos elevados, estas cuentas no nos sirven. Un teléfono móvil no nos cuesta lo mismo que un mes de nuestra vida aunque nos lo creamos con las cuentas de la vieja que hemos puesto antes. Porque tenemos unos gastos fijos y necesarios que en ese mes tenemos que realizar, queramos o no, deseemos comprarnos el teléfono o no. Para el teléfono solo podemos dedicar el ahorro o la deuda.

Hay que comer, vivir en una habitación y pagar la luz y el agua, e incluso cambiarnos de vez en cuando de ropa. Así que esos 1.000 euros del teléfono pueden ser casi el ahorro de un año de nuestro trabajo… o solo unos días, depende de nuestros ingresos.

Es posible que tengamos que trabajar un año para poder comprarnos el teléfono, pues en ese año tenemos unos gastos fijos que se llevan gran parte de nuestros ingresos, de nuestros días de trabajo. Pero a su vez hay personas que con el trabajo de un solo día se pueden comprar ese mismo teléfono, pues para ellos los gastos fijos no representan casi nada.

Por eso, cuando decidimos cambiarnos de teléfono móvil hay que analizar cuántas horas reales de nuestro trabajo le vamos a entregar a Apple o Samsung. Tal vez así nos venga a la cabeza la idea de que nuestro trabajo, es decir, nuestra vida vale mucho más que un teléfono móvil nuevo. 

Y a su vez cuando decidimos qué queremos hacer con nuestra vida a la hora de estudiar o trabajar, hay que pensar que estamos decidiendo el precio que tendrán todas las cosas que compremos, en valor de horas de nuestra vida. 

Cada "cosa" tiene un precio muy distinto para cada consumidor, según el sueldo que este logra cobrar vendiendo sus horas de vida.

No tener deudas da la felicidad. ¿Quieres aprender?

Es verdad, el dinero compra la felicidad, pero al contrario de lo que imagináis no es el dinero contante y sonante, el dinero que se puede tocar. No. La felicidad se logra cuando se tiene independencia financiera. No es necesario tener dinero para lograr la felicidad con y por el dinero. Lo que hay que tener es NO deudas. El dinero que NO debemos es el que da la felicidad.

Y tener NO deudas, sumado a tener un colchón ahorrado por los “si acaso” que sea al menos de seis meses de tus gastos básicos e imprescindibles, te garantiza un cambio de cara. Y eso no es tan complejo como parece. Hay que esforzarse en suprimir algunos gastos de tu vida, de esos gastos que te han obligado a realizar sin que te des realmente cuenta.

El número de dineros que cada uno de nosotros necesitamos para vivir es muy diferente. Y no siempre tiene algo que ver con el que realmente tenemos que adaptarnos por obligación porque no tenemos más. Si gastas menos de lo que ingresas están en éxito. Con independencia de lo que ingresas. Y no estoy hablando de la posibilidad de que nos volvamos todos más pobres, sino de que nos volvamos todos más felices y libres.

El Sistema y los que realmente mandan sobre el Sistema, que no son los mismos que gobiernan pues estos están a su obediencia, quieren que tú estés endeudado. 

Te van a dar un poco de felicidad programada a costa de que te endeudes, a ser posible siempre y en una medida que ellos mismos pueden controlar. 

No te dejarán que te endeudes en demasiado tamaño, les interesa muchas personas con deudas pero con deudas asumibles por las personas a poco que se les aprieta el lazo.

Lo que les viene mal a los que mandan es que te escapes del Sistema a costa de consumir menos de lo que ellos han programado para tí, y que además no estés endeudado y encima tengas un colchón de supervivencia. Así serás más libre y eso les jode.

Hay pues que aprender a gastar menos de lo que ingresamos, y a entender algo de dinero y de comodidades que se logran con ese dinero que tenemos que procurar que los ahorros no pierda valor, y saber sumar y restar con decisión. 

Es decir, hay que tener inteligencia financiera aunque seamos personas sin grandes estudios. No ser ambicioso del dinero pero sí de tu felicidad y la de los tuyos. Saber ganar mucho más de lo que ganas ahora y saber detectar por donde se pierden nuestros activos financieros. De todo esto iremos hablando poco a poco.

No tener deudas da la felicidad. ¿Quieres aprender?

Es verdad, el dinero compra la felicidad, pero al contrario de lo que imagináis no es el dinero contante y sonante, el dinero que se puede tocar. No. La felicidad se logra cuando se tiene independencia financiera. No es necesario tener dinero para lograr la felicidad con y por el dinero. Lo que hay que tener es NO deudas. El dinero que NO debemos es el que da la felicidad.

Y tener NO deudas, sumado a tener un colchón ahorrado por los “si acaso” que sea al menos de seis meses de tus gastos básicos e imprescindibles, te garantiza un cambio de cara. Y eso no es tan complejo como parece. Hay que esforzarse en suprimir algunos gastos de tu vida, de esos gastos que te han obligado a realizar sin que te des realmente cuenta.

El número de dineros que cada uno de nosotros necesitamos para vivir es muy diferente. Y no siempre tiene algo que ver con el que realmente tenemos que adaptarnos por obligación porque no tenemos más. Si gastas menos de lo que ingresas están en éxito. Con independencia de lo que ingresas. Y no estoy hablando de la posibilidad de que nos volvamos todos más pobres, sino de que nos volvamos todos más felices y libres.

El Sistema y los que realmente mandan sobre el Sistema, que no son los mismos que gobiernan pues estos están a su obediencia, quieren que tú estés endeudado. 

Te van a dar un poco de felicidad programada a costa de que te endeudes, a ser posible siempre y en una medida que ellos mismos pueden controlar. 

No te dejarán que te endeudes en demasiado tamaño, les interesa muchas personas con deudas pero con deudas asumibles por las personas a poco que se les aprieta el lazo.

Lo que les viene mal a los que mandan es que te escapes del Sistema a costa de consumir menos de lo que ellos han programado para tí, y que además no estés endeudado y encima tengas un colchón de supervivencia. Así serás más libre y eso les jode.

Hay pues que aprender a gastar menos de lo que ingresamos, y a entender algo de dinero y de comodidades que se logran con ese dinero que tenemos que procurar que los ahorros no pierda valor, y saber sumar y restar con decisión. 

Es decir, hay que tener inteligencia financiera aunque seamos personas sin grandes estudios. No ser ambicioso del dinero pero sí de tu felicidad y la de los tuyos. Saber ganar mucho más de lo que ganas ahora y saber detectar por donde se pierden nuestros activos financieros. De todo esto iremos hablando poco a poco.

A veces me pregunto… e incluso me respondo

A veces me pregunto si los mejores instante de mi vida ya los habré consumido. Y me respondo siempre que NO. Siempre queda la esperanza de que lo mejor está por descubrir, por vivir y pisar, por saborearlo lentamente.

Pobre con frío y rico con puro. 1970

Del genial Perich y del año 1970 os dejo esta viñeta de un rico con puro y un pobre con boina como la carta de presentación de aquella España de engaños y mentiras. El rico con pajarita y el pobre con apaños en su roca y con bufanda, pues los pobres siempre tienen más frío que los ricos.

Pobre con frío y rico con puro. 1970

Del genial Perich y del año 1970 os dejo esta viñeta de un rico con puro y un pobre con boina como la carta de presentación de aquella España de engaños y mentiras. El rico con pajarita y el pobre con apaños en su roca y con bufanda, pues los pobres siempre tienen más frío que los ricos.

Ciudades verdes, sinónimo de salud en las personas mayores

Sabemos que para lograr una vida sana y disfrutarla en edades avanzadas tiene mucho que ver el tipo de urbanismo que hemos tenido a nuestro alrededor en nuestra vida, que no es lo mismo vivir en el centro de una gran ciudad llena de coches que en una ciudad con muchas zonas verdes o en zonas rurales mucho más naturales. 

Ahora son ya estudios organizados en España desde la Caixa los que nos adviertan de la diferente calidad de vida según el entorno donde hemos vivido, sobre todo en los últimos años de nuestra vida cuando nuestro organismo es ya la suma de todos los aciertos o errores que hayamos cometido.

La ciudad puede proteger o herir a las personas y sobre todo a su interior físico o mental. Nos afecta mucho tanto la calidad del aire que respiramos como el estrés del tipo de vida, y también en la relación psicológica con el entorno y de la que nos enteramos mucho menos en su momento donde tiene que ver el sonido, el color, el tipo de paisaje que contemplamos, además de la calidad del aire que respiramos.

Se han analizado los datos de ocho millones de personas de siete personas incluida España, a los que se investigó estadísticamente durante siete años

Y en estos estudios se ha constatado que con solo un aumento de un 2% de masa verde cerca de la zona donde se vive ya afecta positivamente en la salud. Muy poco para empezar a ver resultados estadísticos al menos.

No se trata de crear parques enormes en ciudades donde posiblemente no hay espacio urbano libre, sino de crear espacios verdes en zonas pequeñas, plazas, huertos, rotondas, paredes verticales, etc.

Sin duda donde más eficaz es la decisión de trabajar ciudades más verdes es en crear zonas urbanas de mini espacios naturales que además sirvan para practicar paseos, deporte, actividad física suave, etc. 

Zonas de relajación simplemente paseando entre ellas. Parques con relieves, diseñados con arreglo a la propia naturaleza, imitándola.

Pero no solo para las personas mayores resultan beneficiosas las zonas verdes urbanas. Para personas con problemas de ansiedad o depresión, para embarazadas o para niños que se encuentran cerca de sus casas con excelentes lugares de “estar” y a partir de allí convivir y pasear o jugar.

Una zona verde es siempre una zona tranquila incluso aunque no lo notemos, pues la naturaleza y sus colores ayudan a sentirnos bien. Si además somos capaces de diseñar zonas de agua en movimiento, volvemos a un urbanismo tranquilo que ya los árabes sabían crear para obtener esa tranquilidad muy necesaria.

Ciudades verdes, sinónimo de salud en las personas

Sabemos que para lograr una vida sana y disfrutarla en edades avanzadas tiene mucho que ver el tipo de urbanismo que hemos tenido a nuestro alrededor en nuestra vida, que no es lo mismo vivir en el centro de una gran ciudad llena de coches que en una ciudad con muchas zonas verdes o en zonas rurales mucho más naturales. Ahora son ya estudios organizados en España desde la Caixa los que nos adviertan de la diferente calidad de vida según el entorno donde hemos vivido, sobre todo en los últimos años de nuestra vida cuando nuestro organismo es ya la suma de todos los aciertos o errores que hayamos cometido.

La ciudad puede proteger o herir a las personas y sobre todo a su interior físico o mental. Nos afecta mucho tanto la calidad del aire que respiramos como el estrés del tipo de vida, y también en la relación psicológica con el entorno y de la que nos enteramos mucho menos en su momento donde tiene que ver el sonido, el color, el tipo de paisaje que contemplamos, además de la calidad del aire que respiramos.

Se han analizado los datos de ocho millones de personas de siete personas incluida España, a los que se investigó estadísticamente durante siete años. Y en estos estudios se ha constatado que con solo un aumento de un 2% de masa verde cerca de la zona donde se vive ya afecta positivamente en la salud. Muy poco para empezar a ver resultados estadísticos al menos.

No se trata de crear parques enormes en ciudades donde posiblemente no hay espacio urbano libre, sino de crear espacios verdes en zonas pequeñas, plazas, huertos, rotondas, paredes verticales, etc.

Sin duda donde más eficaz es la decisión de trabajar ciudades más verdes es en crear zonas urbanas de mini espacios naturales que además sirvan para practicar paseos, deporte, actividad física suave, etc. Zonas de relajación simplemente paseando entre ellas. Parques con relieves, diseñados con arreglo a la propia naturaleza, imitándola.

Pero no solo para las personas mayores resultan beneficiosas las zonas verdes urbanas. Para personas con problemas de ansiedad o depresión, para embarazadas o para niños que se encuentran cerca de sus casas con excelentes lugares de “estar” y a partir de allí convivir y pasear o jugar.

Una zona verde es siempre una zona tranquila incluso aunque no lo notemos, pues la naturaleza y sus colores ayudan a sentirnos bien. Si además somos capaces de diseñar zonas de agua en movimiento, volvemos a un urbanismo tranquilo que ya los árabes sabían crear para obtener esa tranquilidad muy necesaria.

¿Podremos soportar el futuro y su incidencia en el trabajo?

La automatización de procesos mal llamada robotización supondrá a la humanidad unos cambios de futuro imposibles casi de predecir. No van a ser los robot los que decidan por nosotros, los que trabajen por nosotros, sino una serie de procesos y de sistemas de creación, de momento casi imposibles de imaginar. Asimilamos la robotización con robot similares a las personas, enteras o a trozos, con brazos o con piernas, pero la realidad va a ser muy otra, con procesos sin forma física.

Si le enseñamos (programamos) a unas máquinas todo el Arte del último siglo, e incluso si se les otorga la posibilidad de elección y selección, ellas solas podrían seguir creando obras de arte contemporáneo sin parar. Incluso si las programamos para que sigan aprendiendo de lo que ellas mismas producen podrían evolucionar hacia creaciones que ya no serían imaginadas por nosotros.

Lo podrían hacer en el Arte pictórico o escultórico, pero también en la gastronomía, en la literatura, en la decoración, en el urbanismo, en la arquitectura, etc.

Podrían dirigir los Gobiernos de empresas, de ciudades o de países. Podrían evitar las guerras clásicas a costa de crear otras guerras. Podrían ser médicos virtuales o incluso jueces que sentenciaran con arreglo a los datos que les fueran metiendo los testigos y la policía que había investigado el caso. Testigos o policías que no siempre tendrían que ser humanos.

Ya sé, faltaría más, que me estoy escapando de la lógica… ¿de veras? Estamos en la prehistoria de la programación “de cosas” por lo que es imposible saber hasta donde llegaremos, como nadie de los cercanos a Johann Gensfleisch zur Laden (Gutenberg) el “Padre de la Imprenta” pudo pensar en el libro digital o en WhatsApp en el momento en que estaba pensando en poner en funcionamiento un sistema para multiplicar lo escrito a mano.

Sabemos que ya se puede programar la circulación de vehículos por una ciudad sin la necesidad de conductores o que se pueden consultar decisiones a las máquinas para incluso salvar vidas. Todos estos cambios simplemente programando máquinas nos traerán cambios fundamentales en temas tan básicos como el reparto del trabajo, los horarios de las personas, las economías globales.

Menos idealismo, más pragmatismo

Dicen que el idealismo se te pasa con los años, y es posible. Pero no creo que sea un problema de que se pierdan las ideas ni la capacidad para ponerlas en práctica, sino la de dejar de creer en asuntos menores y manipulables. Tal vez con la edad te vuelves más pragmático. 

Menos ideas y mejor elegidas.

Más práctica y seguimiento de esas ideas que ponemos en práctica.


Diversas maneras de apretar el cinturón

El genial OLI nos decía en el año 1977 que todo seguía igual. Ahora ya no, ahora ya está todo peor. Son los años.

—Todo sigue igual. Los que antes nos metían en cintura, ahora nos aprietan el cinturón.

Diversas maneras de apretar el cinturón

El genial OLI nos decía en el año 1977 que todo seguía igual. Ahora ya no, ahora ya está todo peor. Son los años.

—Todo sigue igual. Los que antes nos metían en cintura, ahora nos aprietan el cinturón.

Tengo intermitencias. Como los coches viejos

Me estoy haciendo cada día un poco más vieja de cabeza. 

A veces me apago y a ratos me enciendo, como un intermitente. 

He dejado gente y vivencias tras de mí. 

Todo con la idea de seguir creciendo. A golpes de luz.

Eres independiente político o independiente económico?

Las opiniones sensatas son siempre independientes de su fondo, son personales. Pero las opiniones de los medios de comunicación pueden no ser tan independientes como deberían. Dependen de a quién le deben palabra y favores. Perich nos advierte de las dependencias, en el año 1970. Sí, ha llovido mucho.

Eres independiente político o independiente económico?

Las opiniones sensatas son siempre independientes de su fondo, son personales. Pero las opiniones de los medios de comunicación pueden no ser tan independientes como deberían. Dependen de a quién le deben palabra y favores. Perich nos advierte de las dependencias, en el año 1970. Sí, ha llovido mucho.

¿Hablan de tabaco o de sexo?

Este anuncio de tabaco de la marca Chesterfield apela a la masculinidad, pero en términos que pueden llevar a engaño. 

¿Sólo habla de placer fumando, con el tabaco?

¿Te gusta tu placer grande?
Satisfacción con el tamaño del hombre. Limpio, liso, fresco.

De acuerdo, era Frank Sinatra, casi un icono de masculinidad.

Hablan de tabaco o de sexo?

Este anuncio de tabaco de la marca Chesterfield apela a la masculinidad, pero en términos que pueden llevar a engaño. ¿Sólo habla de placer fumando, con el tabaco?

¿Te gusta tu placer grande?
Satisfacción con el tamaño del hombre. Limpio, liso, fresco.

De acuerdo, era Frank Sinatra.

¿Tienes miedo al shock del futuro? Depende de vosotros

En el año 1973, cuando yo todavía era Aprendiz de Tercer Año de Fotograbador y en España había una dictadura empecé a leer el libro “El Shock del Futuro” de Alvin Toffler. Por entonces yo tenías todo el futuro por delante, incluso el libro, el oficio y mi vida. Hoy, 46 años después lo ha vuelto a recoger de mi biblioteca y me lo he encontrado marcado, subrayado, lleno de datos estadísticos que ya casi no sirven pues 46 años hablando del futuro son muchos, pero lleno también de ideas y aseveraciones que siguen vigentes.

El futuro no es algo a lo que se pueda llegar en medio siglo. Porque el futuro somos nosotros, somos nuestra forma de pensar. Y si retrocedemos hasta los romanos, hace 2.000 años, vemos que tampoco hemos cambiado mucho. Bebían cerveza, tenían esclavos, creían que eran demócratas e incluso tenían un Derecho Romano del que seguimos fijándonos nosotros. Ellos tampoco pensaban en el futuro, pero de pensarlo hubieran imaginado que 2.000 años después el mundo sería muy diferente a como realmente es. ¿Quieres intentar imaginarte el mundo en el año 4.040? Pues seguro que seguirán bebiendo cerveza.

Los de mi generación somos unos suertudos, y nunca antes una generación ha sido capaz de vivir en su corta vida tantos cambios y tan profundos. Yo nací en una ciudad donde mi piso no tenía agua corriente en el WC ni ducha o lavabo, sin calefacción y con una radio que para escucharse había que cruzar el salón con cables que iban por los techos. El pueblo de mi padre al que íbamos de vacaciones dos semanas en agosto tras 10 horas de tren no tenía luz en las viviendas ya entrados en 1960 y estoy hablando de Soria y no de ningún país raro.

Fui de los primeros que utilizaron en su oficio ordenador e internet, ahora me cuesta menos tiempo ir a New York que a San Esteban, y sigo pensando que leer libros en papel es muy interesante aunque pueda ver decenas de películas en cualquiera de mis televisores y a cualquier hora del día, mientras veo un programa de televisión de la última semana solo con pedírselo al mando.

Hoy ya no tengo casi futuro por delante, aunque me aferro a seguir viendo cosas que no soy capaz de imaginar. Todavía. El shock del futuro es no saber adaptarse, no admitir que somos nosotros, las personas, la que escribimos bien o mal, las que tenemos razones para tener razón… o para perderla.

Así que vosotros, los jóvenes, tranquilos, el futuro será maravilloso o una mierda. Depende de vosotros.

¿A qué quieres trabajar si tienes más de 45 años?

Está claro, lo decía Perich en su libro Autopista, si tienes más de 45 años los trabajos que puedes hacer son ya pocos. Y nos daba una lista para elegir. Millonario, Presidente, Papa, Rey o Emperador. Curiosamente todos empiezan con mayúscula. 

¿Es mejor esperar o saber que alguien te espera?

Por cierto…, ¿es mejor esperar en el andén, o llegar y saber que alguien te espera? A mí ambas cosas me emocionan.

Pronto volveré a viajar en tren, me relaja, forma parte de la gran aventura de conocer nuevos lugares o nuevos tiempos.

Que una fila de vagones nos acerque a lo más lejano puede parecer incluso un milagro.

¿Nos oponemos a oponernos?

Lo normal, lo incluso fácil es oponerse. Está de moda, es más sencillo pues no obliga a pensar alternativas, y queda de muerte oponerse a todo y explicarlo a todo el mundo. Incluso está de moda oponerse a oponerse.

Nota.: La viñeta es del genial Máximo

¿Nos oponemos a oponernos?

Lo normal, lo incluso fácil es oponerse. Está de moda, es más sencillo pues no obliga a pensar alternativas, y queda de muerte oponerse a todo y explicarlo a todo el mundo. Incluso está de moda oponerse a oponerse.

Nota.: La viñeta es del genial Máximo

Más barato, más cómodo. El gas de 1964 en un anuncio

Cuantos más gas utiliza, más ahorra. Un buen lema publicitario engañoso que servía en 1964 para publicitar el GAS ciudad como la competencia al hasta ese momento triunfante GAS butano. Se destacaba sobre todo la limpieza, la comodidad de uso, la economía, pero curiosamente no se hablaba de la seguridad que también era un valor real en comparación al butano pues no había que manipular bombonas. 

Más barato, más cómodo. El gas de 1964 en un anuncio

Cuantos más gas utiliza, más ahorra. Un buen lema publicitario engañoso que servía en 1964 para publicitar el GAS ciudad como la competencia al hasta ese momento triunfante GAS butano. Se destacaba sobre todo la limpieza, la comodidad de uso, la economía, pero curiosamente no se hablaba de la seguridad que también era un valor real en comparación al butano pues no había que manipular bombonas. 

Balneario para todos, en Alhama de Aragón

Este anuncio simpático es del año 1964, de un clásico histórico de la prensa del norte de España, anunciando el Hotel Balneario Termas Pallarés, en Alhama de Aragón

Hoy se sigue publicitando el Hotel Balneario Termas Pallarés con las mismas especificaciones pues hay servicios que no cambian y además siguen siendo utilizados para la relajación o para la salud. 

Los precios sí que han cambiado, pues los 60 años no han pasado de vacío, pero los servicios a su vez también se han actualizado.

Vacaciones para todos, en Alhama de Aragón

Este anuncio es del año 1964, un clásico histórico de la prensa del norte de España, anunciando el Hotel Balneario Termas Pallarés, en Alhama de Aragón. Hoy se sigue publicitando con las mismas especificaciones pues hay servicios que no cambian y además siguen siendo utilizados para la relajación o para la salud. Los precios si que han cambiado pues los 55 años no han pasado de vacío, pero los servicios a su vez también se han actualizado.

¿Y hoy cómo estás? Te veo bien ¿no?

La gente nos miramos mientras pensamos que todo el mundo está bien. Pero por dentro tenemos el alma rota o incluso corrompida, el corazón hecho añicos, la voz entrecortada.

—Pues yo te veo bien— te dicen las vecinas por la calle. Claro jolines, no voy a ir con cara de pena a comprar, o a pasear al perro.

Pero es para preguntarse si a veces todos tenemos en la garganta un nudo, algunos miedos o problemas que nos tienen a veces en casa esperando que pase la tormenta y salga el sol… o que camuflamos tras una enorme sonrisa.

La gente nos miramos, reímos, pensamos en lo fácil, opinamos incluso, pero tu propia verdad solo la conoces tú.

¿Por qué no se enseña a crear empleo, a innovar, a invertir en productividad?

Solo es posible crear empleo con políticas económicas expansivas. Esto es tan simple como lógico. La diferencia estriba en saber qué tipo de políticas expansivas debemos tomar pues aquí sí hay diferencias de opiniones. Una es la de bajar impuestos y entregar el dinero a manos privadas para que ellas al tener más creen más empleo e inviertan. Esa sería la tradicional receta del mundo liberal y conservador. 

La otra receta es que las políticas expansivas las realice el Estado para controlarlas y sobre todo distribuirlas, a costa de ayudas en créditos a nuevos proyectos, a las personas desplazadas del sistema laboral, a la creación de actividad económica con ayuda pública.

Ambos sistemas pueden ser malos o buenos, pueden funcionar bien o mal. Depende de las formas y de los modos o de los “hasta dónde”.

El empleo lo crean las empresas, eso sin duda. Pero a su vez lo que quieren todas las empresas es ganar mercado, tener beneficios, disponer de seguridad en su actividad, crecer, tener ayudas públicas para competir ante procesos comerciales complejos, donde los vecinos de territorio, sean o no del mismo país son su competencia brutal.

A su vez las nuevas actividades casi siempre las crean pequeñas empresas que antes no existían, que hay que apoyar y que por su diminuto tamaño inicial necesitan apoyos públicos para no ser devoradas por los grandes tiburones que los rodean. 

A veces las grandes devoran a las pequeñas simplemente dándoles trabajo tasado como subcontratas incluso públicas. Hay muchas maneras de impedir que una nueva empresa crezca para que su competencia sea débil.

Por eso cuando los discursos económicos desde un lado o desde el otro se centran en hablar de impuestos nos están robando la realidad para hablarnos de lo más sencillo de entender. Todos (o casi) odiamos a Hacienda. Y cuando nos dicen de pagar menos impuestos muchos se alegran pensando en que es la solución. Es mentira.

Ni es el único, ni es el bueno, ni nos dicen realmente de lo que se habla cuando se nombra bajar impuestos. ¿Sabemos quien de verdad paga el Impuesto de Sucesiones? ¿Y a quién beneficia que se suprima? Pues curiosamente la inmensa mayoría no viven en grandes ciudades ni son trabajadores ni son dueños de PYMES.

Hablamos del IRPF como el impuestos que todos parecemos entender a la hora de bajar o subir impuestos, cuando en realidad hay decenas de impuestos sobre los que no se quiere hablar y son más gravosos a las familias. Por ejemplo el IVA, el de la energía, los impuestos o cargas municipales por el agua limpia o sucia, el de los coches y transportes, el de la construcción en todas sus vertientes, etc.

Se habla de que España tiene unos impuestos muy altos pero es mentira. Si se compara con Europa el porcentajes mirado desde todas las ópticas posibles es menor. En valor real, en comparación a sueldo o nivel de vida, en PIB o actividad económica, pagamos menos impuestos que los que se pagan en aquellos países europeos (sobre todo del Norte y Centro) a los que nos queremos comparar.

Crear empleo es también —y casi en estos tiempos sobre todo— enseñar a crear empleo, autoempleo, PYMES o iniciativas personales de innovación y nueva economía. 

¿Cuantas horas de todo nuestro proceso educativo se dedican a enseñar a los alumnos a crear empleo, empresas, innovar, autoempleo o inversiones pequeñas para construir riqueza? 

Pero esto en España no encaja bien con nuestra forma de ser. Hablamos mucho de las horas de Religión en los colegios, de casi casi Formación en Espíritu Nacional sea democrático o religioso, pero no somos capaces de hablar del futuro personal a la hora de CREAR nuestro propio empleo.

¿A quién NO interesa que se creen en España nuevas empresas? Efectivamente, a las empresas que ya existen.

¿Cuál es el motivo de que todos los créditos oficiales o públicos en España durante las últimas cuatro décadas los hayan dado Bancos o Cajas de Ahorros privadas, con el visto bueno del Estado quien paga un diferencial de interés, pero no es capaz de tener su propio Banco Público para dar créditos con arreglo a las estrategias de Estado y no a las de la viabilidad económica de proyectos, aunque muchas veces sean reiterativos y por ellos obsoletos en el medio plazo?

No es fácil entender que esos créditos estatales que ayudamos todos los españoles a soportar con parte de nuestros impuestos, no se realizan con proyectos diseñados con anterioridad por el Estado para buscar el futuro del país. 

Y que no vayan acompañados de una formación muy alta para hacerlos viables y un control exquisito para que no fracasen. 

Crear una empresa es complicado, muy complejo a veces, por eso en un inicio hay que ayudarles desde muy diferentes frentes, y las ayudas no son simplemente que paguen menos impuestos, sino sobre todo que tengan asesoramiento, formación, apoyos a los créditos y a la financiación, apoyos al acceso a los mercados exteriores.

No existe ninguna empresa que esté empezando y que no desee pagar un 50% de sus beneficios…, si con el otro 50% puede ir creciendo sin parar y con seguridad, con ayudas de todo tipo para acceder a nuevos mercados. 

Lo que otros gurús de la economía liberal ofrecen es que paguen un 30% de impuestos por sus beneficios, pero que tengan que luchar a brazo partido contra mercados grandes ya dominados por empresas grandes. ¿Tú que preferirías? ¿De verdad pagar más impuestos supone tener menos beneficios?


¿Por qué no se enseña a crear empleo, a innovar, a invertir en productividad?

Solo es posible crear empleo con políticas económicas expansivas. Esto es tan simple como lógico. La diferencia estriba en saber qué tipo de políticas expansivas debemos tomar pues aquí sí hay diferencias de opiniones. Una es la de bajar impuestos y entregar el dinero a manos privadas para que ellas al tener más creen más empleo e inviertan. Esa sería la tradicional receta del mundo liberal y conservador. 

La otra receta es que las políticas expansivas las realice el Estado para controlarlas y sobre todo distribuirlas, a costa de ayudas en créditos a nuevos proyectos, a las personas desplazadas del sistema laboral, a la creación de actividad económica con ayuda pública.

Ambos sistemas pueden ser malos o buenos, pueden funcionar bien o mal. Depende de las formas y de los modos o de los “hasta dónde”.

El empleo lo crean las empresas, eso sin duda. Pero a su vez lo que quieren todas las empresas es ganar mercado, tener beneficios, disponer de seguridad en su actividad, crecer, tener ayudas públicas para competir ante procesos comerciales complejos, donde los vecinos de territorio, sean o no del mismo país son su competencia brutal.

A su vez las nuevas actividades casi siempre las crean pequeñas empresas que antes no existían, que hay que apoyar y que por su diminuto tamaño inicial necesitan apoyos públicos para no ser devoradas por los grandes tiburones que los rodean. 

A veces las grandes devoran a las pequeñas simplemente dándoles trabajo tasado como subcontratas incluso públicas. Hay muchas maneras de impedir que una nueva empresa crezca para que su competencia sea débil.

Por eso cuando los discursos económicos desde un lado o desde el otro se centran en hablar de impuestos nos están robando la realidad para hablarnos de lo más sencillo de entender. Todos (o casi) odiamos a Hacienda. Y cuando nos dicen de pagar menos impuestos muchos se alegran pensando en que es la solución. Es mentira.

Ni es el único, ni es el bueno, ni nos dicen realmente de lo que se habla cuando se nombra bajar impuestos. ¿Sabemos quien de verdad paga el Impuesto de Sucesiones? ¿Y a quién beneficia que se suprima? Pues curiosamente la inmensa mayoría no viven en grandes ciudades ni son trabajadores ni son dueños de PYMES.

Hablamos del IRPF como el impuestos que todos parecemos entender a la hora de bajar o subir impuestos, cuando en realidad hay decenas de impuestos sobre los que no se quiere hablar y son más gravosos a las familias. Por ejemplo el IVA, el de la energía, los impuestos o cargas municipales por el agua limpia o sucia, el de los coches y transportes, el de la construcción en todas sus vertientes, etc.

Se habla de que España tiene unos impuestos muy altos pero es mentira. Si se compara con Europa el porcentajes mirado desde todas las ópticas posibles es menor. En valor real, en comparación a sueldo o nivel de vida, en PIB o actividad económica, pagamos menos impuestos que los que se pagan en aquellos países europeos (sobre todo del Norte y Centro) a los que nos queremos comparar.

Crear empleo es también —y casi en estos tiempos sobre todo— enseñar a crear empleo, autoempleo, PYMES o iniciativas personales de innovación y nueva economía. 

¿Cuantas horas de todo nuestro proceso educativo se dedican a enseñar a los alumnos a crear empleo, empresas, innovar, autoempleo o inversiones pequeñas para construir riqueza? 

Pero esto en España no encaja bien con nuestra forma de ser. Hablamos mucho de las horas de Religión en los colegios, de casi casi Formación en Espíritu Nacional sea democrático o religioso, pero no somos capaces de hablar del futuro personal a la hora de CREAR nuestro propio empleo.

¿A quién NO interesa que se creen en España nuevas empresas? Efectivamente, a las empresas que ya existen.

¿Cuál es el motivo de que todos los créditos oficiales o públicos en España durante las últimas cuatro décadas los hayan dado Bancos o Cajas de Ahorros privadas, con el visto bueno del Estado quien paga un diferencial de interés, pero no es capaz de tener su propio Banco Público para dar créditos con arreglo a las estrategias de Estado y no a las de la viabilidad económica de proyectos, aunque muchas veces sean reiterativos y por ellos obsoletos en el medio plazo?

No es fácil entender que esos créditos estatales que ayudamos todos los españoles a soportar con parte de nuestros impuestos, no se realizan con proyectos diseñados con anterioridad por el Estado para buscar el futuro del país. 

Y que no vayan acompañados de una formación muy alta para hacerlos viables y un control exquisito para que no fracasen. 

Crear una empresa es complicado, muy complejo a veces, por eso en un inicio hay que ayudarles desde muy diferentes frentes, y las ayudas no son simplemente que paguen menos impuestos, sino sobre todo que tengan asesoramiento, formación, apoyos a los créditos y a la financiación, apoyos al acceso a los mercados exteriores.

No existe ninguna empresa que esté empezando y que no desee pagar un 50% de sus beneficios…, si con el otro 50% puede ir creciendo sin parar y con seguridad, con ayudas de todo tipo para acceder a nuevos mercados. 

Lo que otros gurús de la economía liberal ofrecen es que paguen un 30% de impuestos por sus beneficios, pero que tengan que luchar a brazo partido contra mercados grandes ya dominados por empresas grandes. ¿Tú que preferirías? ¿De verdad pagar más impuestos supone tener menos beneficios?


Las crisis económicas se provocan para obtener beneficios

Es posible que ante esta nueva crisis económica anunciada y provocada sigamos pensando que estos ciclos vienen sin control y que la sociedad o los técnicos y doctores que gestionan el mundo y su economía, no tengan mecanismos para evitarlas o modificarlas. La verdad es muy otra, en realidad la suma de errores logran que las crisis vengan sin remedio, cuando no son además provocadas por ciertos poderes de los que desconocemos su cara. Siempre ante una crisis unos pierden pero otro ganas hasta lograr la suma Cero.

Sabemos claramente que algunas técnicas de laboratorio económico llevan a los desastres. Será solo cuestión de tiempo que se repitan las fallas y explosiones si antes no se pone coto a los mercados especulativos de todo tipo y es aquí cuando intervienen muchos otros factores. Pero solo para que salga a la luz la explosión en un momento o en otro, afectando más a unos o a otros, intentando evitar que no sea una crisis provocada.

Como también sabemos que las guerras comerciales SIEMPRE llevan a crisis económicas. Es inevitable pues se mueven precios, mercancías, se presiona y se bloquean mercados, se interviene negativamente en la marcha de la economía productiva y comercial. Pierde valor el trabajo, gana valor el dinero.

Como también deberíamos admitir que ante un problema económico hay varias escuelas económicas con muy diferentes decisiones a tomar. Casi toda estas decisiones nos conducen a escenarios totalmente distintos… excepto cuando unas decisiones del Tipo A tomadas en un bloque de países entren en conflicto con decisiones del Tipo B ó Tipo C y entonces ninguna sirva para nada.

La globalización no es más que un mecanismo muy poderoso de modificación del mundo, y por eso lo primero a lo que se han dedicado los poderosos es a controlar esa globalización, dominarla y apoderarse de ella. De esta forma las decisiones que se toman, aunque sean globalizadas, son también producto de decisiones que buscan objetivos muy concretos, para unos beneficios muy concretos.

El franquismo utilizó a muchos políticos

Estamos en el año 2019 y nadie quiere reconocer a Franco, al franquismo, aunque siga existiendo ahora ya no tanto como recuerdo sino en algunos casos como una idiota añoranza. El franquismo fue una dictadura de partido único, cruel y muy poco inteligente como todas las dictaduras. Y volver a sentar en el Congreso de los Diputados a 52 representantes de todos los españoles que sigan pensando en el fondo con las mismas ideas políticas, es un drama para España. Pero es lo que hemos elegido y hay que reflexionarlo, para saber qué responsabilidad hemos tenido todos.

Que nadie se crea que con Franco no había políticos, es mentira, el Congreso estaba lleno de militares y políticos, incluso había mas políticos que en la actualidad mamando de la vida pública, dando la cara o no. En las dictaduras hay más políticos que en las democracias. Aunque se disfraces de otros nombres, son trabajadores públicos y privados para sus intereses desde el Estado.

No existe ningún país ni sistema que pueda funcionar sin políticos, aunque los llamemos de muchas maneras diferentes. La imagen es una viñeta del año 1977 de El Roto.

El franquismo utilizó a muchos políticos

Estamos en el año 2019 y nadie quiere reconocer a Franco, al franquismo, aunque siga existiendo ahora ya no tanto como recuerdo sino en algunos casos como una idiota añoranza. El franquismo fue una dictadura de partido único, cruel y muy poco inteligente como todas las dictaduras. Y volver a sentar en el Congreso de los Diputados a 52 representantes de todos los españoles que sigan pensando en el fondo con las mismas ideas políticas, es un drama para España. Pero es lo que hemos elegido y hay que reflexionarlo, para saber qué responsabilidad hemos tenido todos.

Que nadie se crea que con Franco no había políticos, es mentira, el Congreso estaba lleno de militares y políticos, incluso había mas políticos que en la actualidad mamando de la vida pública, dando la cara o no. En las dictaduras hay más políticos que en las democracias. Aunque se disfraces de otros nombres, son trabajadores públicos y privados para sus intereses desde el Estado.

No existe ningún país ni sistema que pueda funcionar sin políticos, aunque los llamemos de muchas maneras diferentes. La imagen es una viñeta del año 1977 de El Roto.

Por los Prematuros del mundo, que en breve será todo suyo

Si por algo no he sido madre, es por miedo. Claro que me hubiera gustado tener un bebé sangre de mi sangre y verle crecer y formar una familia. Pero desde siempre tuve miedo al momento del parto. Lo vi como algo complejo, doloroso y donde dos vidas están en juego. La de la madre y la del bebé, tan frágil, que quiere conquistar el mundo.

Yo fui una niña prematura, que quiso ver el mundo un mes antes de tiempo, que tuvo falta de oxígeno al nacer, pero que ha crecido sana y fuerte.

Esta es la semana de los bebés prematuros, esos que llegan antes de tiempo, y que pasan unos días en incubadoras, cogiendo peso, creciendo, peleando por vivir y gritar al mundo que están aquí.


Imagino que mis padres hubieran dado todo lo que tenían hace casi 38 años, por hacer el piel con piel que se hace ahora, y no por verme tras un cristal. pero eran otros tiempos. Mecachisla. 

No podemos estar pendientes de nuestra figura física

Esta imagen tiene 31 años y nos muestra a El Gran Wyoming o José Miguel Monzón con 33 años. Un excelente actor, humorista, escritor, presentador, médico (su calidad en esto se le supone) y persona implicada en su sociedad y en sus numerosos trabajos dentro del mundo de la cultura.

¿Que para qué lo traigo hasta aquí? Pues para castigarlo y salvarnos nosotros desde su castigo. Esta fotografía suya es de 1988, y hoy estamos en el 2019. Hoy ya tiene 64 años y lo vemos todos los día con otro careto, que es una forma de traeros a colación que TODOS NOSOTROS tenemos que envejecer por obligación natural y que no podemos estar pendientes de nuestra figura, de lo que éramos y hoy ya no somos… por fuera.

Seguro que El Gran Wyoming es hoy una persona mucho más preparada que en 1988, y además puede ser más o menos feliz, no tanto dependiendo de la edad, sino de lo que la vida le haya traído como mochila. Es complicado mirarse en el espejo si lo hacemos desde el punto vista comparativo con nosotros mismos y nuestra juventud. Pero es Ley de Vida y es además algo que les sucede a todos.

Así que la única solución es disfrutar del "HOY" vivir sin mirarnos hacia atrás, y trabajar mucho en lo que te gusta. O conseguir que te guste en lo que tienes que trabajar.

Anuncio de lo más nuevo en educación a distancia

En el año 1988 los cursos a distancia que eran los más nuevos eran chapa y pintura, diseño y moda, monitor de yoga, hostelería o "estheticienne" sin traducir siquiera al castellano. 

Uno en sus dudas mentales se pregunta de qué manera se puede aprender chapa y pintura de coches… simplemente a distancia. 

Pero sin duda en el intento de dar formación a distancia y repartida por todo el territorio cumplían una labor que sin duda se podría complementar con prácticas en empresas.

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En el año 1988 los cursos a distancia que eran los más nuevos eran chapa y pintura, diseño y moda, monitor de yoga, hostelería o "estheticienne" sin traducir siquiera al castellano. Uno en sus dudas mentales se pregunta de qué manera se puede aprender chapa y pintura de coches simplemente a distancia. 

Pero sin duda en el intento de dar formación a distancia y repartida por todo el territorio cumplían una labor que sin duda se podría complementar con prácticas en empresas.

Los próximos pobres, hoy todavía no son pobres

Naciones, países que creíamos ricos en economías suficientes, en formación y cultura, en activos de todo tipo, se han ido mostrando débiles y se han hundido ante la adversidad de la crisis del año 2008 que ahora nos anuncian se va a volver a repetir en el 2020. 

¿Hemos dado una vuelta por nuestras calles por la noche, por la Plaza Mayor de Madrid por poner un ejemplo fácil y reconocible? 

¿Saben cuántas personas se alimentan de la caridad en España? 

¿Nos interesa saber de qué manera ha crecido la pobreza en España, en Europa en esta década perdida?

Podemos esconder la mirada, podemos no querer seguir leyendo lo que incluso consideramos mentiras. O podemos ir a visitar al padre Ángel en Madrid y preguntarle pues él siempre responde y además suele estar allí mismo atendiendo a todos.

La pobreza depende de nosotros, de nuestros silencios, de escondernos o de girar la cara. Si sigue en aumento nunca sabremos hoy a quién le tocará mañana. De nada.


La imagen del abrazo en el año 2019

Hay imágenes históricas aunque sean robadas, del instante, no provocadas (o sí), casuales (que suelen ser las mejores) y que en apariencia no son para tanto. Pero dentro de cada una de ellas se esconden muchas cosas que no siempre se ven. Esta imagen es de reconciliación, de amor casi, de fraternidad, de paz y tranquilidad, de labor realizada con gusto y por fin. Es una imagen que veremos muchas más veces. Hoy y dentro de unos años.