Hablamos el idioma que nos tocó hablar, comemos los platos de nuestros antepasados, es invierno o verano dependiendo de dónde nacieron nuestros bisabuelos.
Creemos conocer a cientos de personas con las que nos saludamos, pero si en vez de nacer en Zaragoza hubiéramos nacido en Marraquech, conoceríamos y nos trataríamos con otras muy distintas.
Incluso algunos de nosotros hemos visto distintas banderas en nuestra vida, sin que esos telares nos cambiaran la vida cuando ellos se convertían en una cosa o en la contraria.
En realidad tampoco es que seamos mucho, pues estamos paseando por todo lo construido por otros y nuestra única labor es mantenerlo y si acaso mejorarlo un poco.
Nunca estropearlo.
Nos creamos lo más importante del mundo, pues en realidad para nosotros mismo lo somos, y es mejor seguir engañados para poder sonreír de vez en cuando. Pero lo único que nos pertenece de veras es el tiempo. Nosotros.