Y entre las cosas que debemos cuidar es sin ninguna dudad la relación familiar y la de pareja que en estas semanas será de mucho más tiempo y tal vez excesivamente comprimido.
Nos vamos a conocer todavía más, no tenemos otra mirada que la suya, otra forma de relación en todos sus aspectos, y la convivencia excesiva puede crear fricciones. Algo que sería lógico y que debemos saber gestionar bien.
Nos vamos a conocer todavía más, no tenemos otra mirada que la suya, otra forma de relación en todos sus aspectos, y la convivencia excesiva puede crear fricciones. Algo que sería lógico y que debemos saber gestionar bien.
Debemos admitir que esto es pasajero y que en breve volveremos a la normalidad de tener cada uno de nosotros nuestros propio tiempo y espacio, en esa mezcla casi perfecta de tiempo de hogar y familia y tiempo fuera de ella.
Estas semanas son complicadas al no tener ninguno de los dos miembros de la pareja espacio ni tiempo vacío y solo, para descargar la tensión. Estamos ambos atrapados entre uno y otro, y eso hay que resolverlo. Aunque sin duda en pisos pequeños sea tremendamente complejo. Pero todo es posible.
Mucha paciencia, menos ansiedad, buscar armonías simples, intentar no descuidar la estabilidad emocional, ser positivos y olvidarnos de los problemas anteriores, de los que ya venían antes de caer en el aislamiento obligado.
Sin duda hay que seguir manteniendo la misma red de amistades que antes, y tener contactos necesarios y personales con ellos. Si no son de voz no se tiene que enterar nadie de lo que dices u opinas. Ni tu pareja, que siempre debe permanecer ajena a tu teléfono. Hay que desahogarse y además de ser muy positivo tiene que ser muy seguro.
Hay que trabajar más en el hogar, hay que hacer todo a medias, repartido y a ser posible a la vez. O no. Depende de la armonía en el trabajo en conjunto. Los niños requieren mucha atención. Cada miembro de la pareja sabe realizar un tipo de trabajo distinto, le gusta hacer un trabajo diferente en el hogar. Repartimos equitativamente estas tareas.
Haz deporte en casa, juega con actividades diversas, escucha a todos qué proponen para “mañana” y hazlo. Leer, jugar, mirar películas o series, compartir impresiones y… no veáis excesivas noticias de la enfermedad.
Todos necesitamos nuestros momentos, minutos, horas a lo mejor, de privacidad, y eso hay que pactarlo, hablarlo, repartirlo. Al menos una hora al día es necesario que sea “nuestro tiempo” y nuestros espacios personales, a solas, relajado para no tener que dar cuenta a nadie de lo que nos de la real gana hacer.
Y sin ninguna duda también necesitamos tener intimidad, buscar el cariño, el sexo, el cuerpo, el ser tocados y tocar, el ser románticos y disfrutar el uno del otro, la una del otro o viceversa.
Estas semanas son complicadas al no tener ninguno de los dos miembros de la pareja espacio ni tiempo vacío y solo, para descargar la tensión. Estamos ambos atrapados entre uno y otro, y eso hay que resolverlo. Aunque sin duda en pisos pequeños sea tremendamente complejo. Pero todo es posible.
Mucha paciencia, menos ansiedad, buscar armonías simples, intentar no descuidar la estabilidad emocional, ser positivos y olvidarnos de los problemas anteriores, de los que ya venían antes de caer en el aislamiento obligado.
Sin duda hay que seguir manteniendo la misma red de amistades que antes, y tener contactos necesarios y personales con ellos. Si no son de voz no se tiene que enterar nadie de lo que dices u opinas. Ni tu pareja, que siempre debe permanecer ajena a tu teléfono. Hay que desahogarse y además de ser muy positivo tiene que ser muy seguro.
Hay que trabajar más en el hogar, hay que hacer todo a medias, repartido y a ser posible a la vez. O no. Depende de la armonía en el trabajo en conjunto. Los niños requieren mucha atención. Cada miembro de la pareja sabe realizar un tipo de trabajo distinto, le gusta hacer un trabajo diferente en el hogar. Repartimos equitativamente estas tareas.
Haz deporte en casa, juega con actividades diversas, escucha a todos qué proponen para “mañana” y hazlo. Leer, jugar, mirar películas o series, compartir impresiones y… no veáis excesivas noticias de la enfermedad.
Todos necesitamos nuestros momentos, minutos, horas a lo mejor, de privacidad, y eso hay que pactarlo, hablarlo, repartirlo. Al menos una hora al día es necesario que sea “nuestro tiempo” y nuestros espacios personales, a solas, relajado para no tener que dar cuenta a nadie de lo que nos de la real gana hacer.
Y sin ninguna duda también necesitamos tener intimidad, buscar el cariño, el sexo, el cuerpo, el ser tocados y tocar, el ser románticos y disfrutar el uno del otro, la una del otro o viceversa.
Hacer el amor, hacer sexo, rompernos mientras salimos de la rutina o simplemente ser suaves y mirarnos con cariño. Recuperar el amor si se ha perdido un poco, o recuperar el tacto si se ha ido dejando de lado.