Me quejaba amargamente por tener que hacer en casa mascarillas con tela de algodón, cosidas a mano. Cuando esta mañana me han solicitado mascarillas desde un Centro de Salud y al final han admitido las que estaban haciendo a mano una Asociación Cultural de mi barrio se me ha caído el alma al suelo.
¿No estábamos en el año 2020? Pero estamos en guerra y si lo miramos así se entiende mejor. No hay suficientes, se nos ha caído la previsión de lo que nos podría suceder por la alcantarilla de los imbéciles.
Pero hoy por la noche he escuchado a un actor español que está trabajando en Los Ángeles, en los todo poderosos EEUU, que ellos allí también se están fabricando sus propias mascarillas artesanales para salir a la calle. —¡Cuidado!— me he dicho, ya no somos tan pobres sociales, los EEUU están como nosotros, en lo mismo. En el voluntariado y en la voluntad de que lo que no hagas tú… no te lo hará nadie.