Un día después las autoridades médicas chinas nos advertían al mundo que el nuevo coronavirus se transmitía por vía respiratoria y que podría mutar y propagarse más fácilmente de lo esperado en virus anteriores y de este tipo.
China cambia a un Estado de Alarma con rapidez, se cierra totalmente la ciudad de Wuhan, y se empieza a planificar nuevos enormes hospitales que se deciden construir en 10 días lo que levanta en el mundo Occidental una risa contenida de incredulidad.
Pero los chinos fueron capaces de realizar estos macro hospitales desde la nada y que luego se les conocería como “Arcas de Noé” en esos 10 días programados para asombro del resto del mundo.
Pero los chinos fueron capaces de realizar estos macro hospitales desde la nada y que luego se les conocería como “Arcas de Noé” en esos 10 días programados para asombro del resto del mundo.
La intención china era crear macrocentros hospitalarios para enfermos leves donde confinar a estas personas y separarlas del resto de enfermos y de ciudadanos sanos. Había que ir seleccionando a las persona según su grado de contagio y de gravedad, para controlar el virus por inanición social.
Ciudades cerradas, cierre de transportes, prohibido circular por las calles, y separación de las personas según los problemas detectados con miles de pruebas de control, y por afinidad de contacto con enfermos ya diagnosticados por los síntomas.
El aislamiento en esos nuevos hospitales de 10.000 camas parecía en esos momento algo impensable en un mundo occidental que no se rigiera por métodos políticos de dictadura y comunismo.
Pero los chinos lograron construir ese gran hospital en Wuhan y en los 10 días anunciados, y las imágenes con 100 excavadoras trabajando a la vez sobre el terreno dieron la vuelta al mundo. Igual que el famoso virus.