Se está viendo en España con Madrid y Barcelona, se está viendo en los EEUU con New York: en las zonas de más tráfico humano, de más densidad, de más movimientos aéreos constantes y muy diversos, las pandemias encuentran su jugo maravilloso para multiplicarse. Es pronto para sacar conclusiones claras. Los movimientos deportivos entre Italia y España también pudieron jugar en la misma dirección.
Los médicos tienen que curarnos, pero los matemáticos, los economistas y los estadísticos tienen también la enorme labor de analizar la situación, de encontrar motivos y explicaciones a las rápidas multiplicaciones en unas zonas o la lentificación en otras. Es un problema multidisciplinar que hay que controlar desde muchos frentes.
El tamaño de las ciudades, pero también su diseño. El tamaño de las residencias de ancianos y sus espacios comunes, son otro tema que los estadísticos deben reflejar en sus datos. Las diferencias de sexos, de edades, de razas incluso cuando ya se detecta que tampoco afecta por igual según la procedencia de las personas.
Hay que analizar el tipo de enfermedades previas que ayudan a la gravedad del COVID 19, pero también cómo afecta la multi medicación a favor o en contra, el tipo de alimentación o de contaminación de los espacios públicos en donde se vive. El tipo de trabajo anterior a la edad más adulta.
Hay que fotografiar las herramientas que las enfermedades, esta y las futuras, utilizan para vencernos.