Esto del confinamiento tienes sus locuras y cada uno de nosotros lo llevamos como podemos, es decir, mal pero afectando al cerebro. A mi me ha dado por hacer sopas. Que entiendo que es normal si se hace de vez en cuando, pero todos los días puede ser peligroso pues en mi casa ya me mirán como con ganas de asesinar. Y no sé a quién?
Yo cojo unos huesos, agua, siempre agua, algunas hierbas y restos de la nevera, una cucharada de curry que compré en Londres y todavía me dura, y lo curioso es que siempre me sale diferente. Picante, pero distinta, lo cual es otro misterio.
Como lo que me sobra es tiempo la hago en la olla de cocción lenta y así la puedo tener seis o siete horas cociendo y me entretengo dándole alguna vuelta cada poco tiempo. Para joderla, para que sepa la sopa que yo, el cocinero soy un impertinente.
La gran ventaja de las sopas no es el sabor, que también, sino el color. No deben ser de color desagradable y para eso hay trucos. Desde leche a salsa de soja, desde salsa de tomate o colorante amarillo, desde verduras verdes cocidas y pasadas por el chino a un poco de brandy para darle el toque final. El vino rancio o el vermut también le va bien.