Esta capacidad de adaptación al medio que nos ha brindado la vida durante muchos siglos y que nos permite mejorar constantemente, es fabulosa para tiempos de crisis como esta III Guerra Mundial sin enemigos con los que pactar.
Un puto bicho que no vemos nos puede doblegar, pero sin duda seremos nosotros con nuestras formas de vida los que habremos perdido y facilitado la derrota.
Y de entender todo esto se ocupa bien la sociología, la inteligencia emocional, la psicología social, el humanismo y la filosofía más antigua. Tenemos que tirar de todos estos conocimientos, de sus palabras y enseñanzas, para entender lo que nos va a suceder, nos guste o no.
Yo en un principio —y creo que lo comenté aquí en alguna entrada ya vieja— había planteado que si todo este confinamiento duraba un mes saldríamos de él sin casi heridas, si acaso recuerdos.
Que si el confinamiento por el coronavirus duraba dos meses el tema ya sería mayor y dejaría claramente heridas que habría que saldar con estudios profundos de comportamiento humano.
Y que si la situación por culpa del Covid-19 no volvía a la normalidad antes de los tres meses y por ello deberíamos entender que había supuesto una pandemia mundial, la crisis de Sistema estaba lanzada y que sin duda estábamos viviendo un momento histórico importante, de los que cambian incluso Era.
Así que nos toca imaginarnos el futuro en clave de cambios que aunque creemos en un principio que no serán tantos, sin duda lo serán y modificaran profundamente hábitos y formas sociales, económicas e incluso urbanas y de relación entre personas.