No pido controlar lo que se dice, pues bastantes derechos sociales estamos perdiendo en un Estado de Alarma que mas parece un Estado de Excepción, sino de que cada uno utilicemos mejor esa inteligencia social para labrar surcos lo más rectos posibles.
La noticia que dejo arriba, aparecida en todos los medios de comunicación digital del día 20 de marzo de 2020 cuando habíamos superado los 1.000 fallecidos, añade un dolor intenso sin explicación y sin valor en positivo. ¿Para qué sirve publicar esto?
O al menos: ¿Para qué sirve publicarlo en todos los medios, sin discriminar el tipo de personas que lo pueden leer y su componente social? Además es una norma que se lleva utilizando por saturación sanitaria cuando es necesario decidir en las UCI hacia quien hay que desviar la atención, si no es posible hacerlo a todas las personas a la vez.
Parece decir: Si tienen muchos años, no tienes ningún valor social y estás grave… date por jodido. Si tienes muchos más años pero eres un empresario de éxito o un escritor o un artista de circo te van a meter en la UCI pues tu futuro todavía vale para algo. La verdad es que no se pregunta, sino se valora expectativas de poder sanar y de seguir viviendo en calidad.
La suma de varios errores en comunicación donde todos tenemos culpa y responsabilidad es tremenda, pues supone un auto descontrol contundente y sobre todo la no aceptación de la situación como lo que realmente es: una clásica Guerra del siglo XXI.
No sé aceptar bien esa equivocada costumbre de pensar que las guerras tienen que ser con tanques y aviación, cuando ya sabemos que las guerras terroristas pueden ser tan malas o peores, como lo son las tecnológicas, las económicas o las biológicas. Incluso las de manipulación de la opinión social.
La única finalidad de las guerras es ganarlas, y en eso no importa el tipo de armas que se utilicen. Y en las guerras, en todas, lo primero que se pierde y se controla es la verdad, la información.
Otra de las dudas que nos asaltan a los observantes de estos tiempos es adivinar si estos sucesos duros afectarán a las sociedades hasta lograr en ellas cambios permanentes. Yo soy de los que creen que sí, pero los hay que advierten de la dureza de la sociedad para adaptarse a todo tipo de situaciones y a de alguna forma somatizar los dramas para admitirlos cambiándolos para que nada cambie.
Otra de las dudas que nos asaltan a los observantes de estos tiempos es adivinar si estos sucesos duros afectarán a las sociedades hasta lograr en ellas cambios permanentes. Yo soy de los que creen que sí, pero los hay que advierten de la dureza de la sociedad para adaptarse a todo tipo de situaciones y a de alguna forma somatizar los dramas para admitirlos cambiándolos para que nada cambie.
Soy de la opinión que todo depende del tiempo de duración de esta situación de crisis sanitaria y de sociedad que yo imagino de varios meses en España, de excesivos meses en el mundo, y que abrirán inevitablemente un periodo de crisis económica y social de incierta duración, para al final del proceso poder contabilizar lo que ha sucedido hasta podernos dar cuenta de los cambios realizados en nuestras formas de vida.