El caso es que todos necesitamos tener el referente de los chiqueros, nos acorralamos hacia los maderos en busca del cobijo. Somos animales indefensos ante el dolor y la furia.
Pero el tiempo que pasamos alejados de las tablas, en medio de la plaza pública lejana y diferente, disfrutamos como chiquillos conociendo paisajes, personas, artes o sensaciones.
Es la duplicidad de necesidades. Estar aquí o estar huido. Moverte con el viento, como el viento, contra el viento.