En la lección 29 de algún libro escolar de principios del siglo XX ya se advertía que los enemigos verdaderos se esconden, son pequeños, diminutos, que son innumerables y que vivimos entre ellos sin detectarlos. Para terminar advirtiendo que estos bichos devoran sin cesar nuestras fuerzas, nuestras carnes pues las necesitan para vivir, y que su presencia entre nosotros no se puede ni sospechar.
Podría parecer que hablar de los virus hoy de moda, o de las bacterias, pero no. Yo creo que no habla de los virus, pues los llama bichos.
Para mi que este libro con más de un siglo de antigüedad enseña que los enemigos pasan desapercibidos y que hay que aprender a defenderse de ellos a base de detectarlos. Y que aunque son enemigos invisibles para el huésped de su chupasangre, son muy visibles para otras personas.
Cuidado con los enemigos que se acercan para apoderarse de nuestro cuerpo, no vaya a ser que no sean virus ni bacterias.