El título de la canción es todo un acto reivindicativo, un grito de intenciones. “El blues de la Tercera Edad” como algo que ya nos ha llegado y que nos lo reconocen desde el resto de edades como algo casi negativo e incluso ya peyorativo. Vamos bien, aunque nos vayamos en silencio. ¿En silencio? NO.
Es verdad que en esta pandemia han caído excesivas personas mayores, y que vamos a salir aprendidas de que la propia sociedad como la dejemos nos olvida.
Y que… o nos dedicamos a defendernos o nadie se quiere acordar ya de los viejicos, de la Tercera Edad o de las Personas Mayores, que al fin con distinto nombre somos lo mismo o vamos camino de serlo.
Soledad sí, pero callados no.
Soledad sí, pero callados no.
Tendremos que soportar las zancadillas, sí, otra vez. Pero no creo que sea buena cosa callarnos. En los últimos años nos han ido utilizando como criados baratos, como sostenedores de familias en aprietos aunque ya tuviéramos más de 60 años, y de trabajadores de los que se quería prescindir pues no sabíamos inglés suficiente y salíamos más caros que los nuevos esclavos jóvenes.
Lo admitimos, pero no queremos callarnos.