Un ánima es una mujer erótica, un pensamiento que los hombres tenemos para idealizar a las mujeres, para desearlas con fervor desde nuestra alma sexual, desde nuestro pensamiento más interior. Un ánima es una fantasía seductora, una afrodita desnuda que nos espera en nuestros deseos. ¿Y hay que pasar por caja por ellas? Coñe. Yo no sabía esto.
Luego están para explicarnos esto los más raricos, los que dicen que las ánimas son almas en pena que han salido del cuerpo a la hora de morir..., pero que como brotan de repente, de forma brusca, sin haberse preparado para ello, se quedan perdidas.
Y claro, no encuentran su camino de ascensión controlada y se quedan vagando por la tierra entre nosotros, buscando la salida final. Necesitan encontrar la luz que se las lleve al cielo o al infierno, y mientras tanto están por aquí jodiéndonos en cuanto nos ponemos con la güija a llamarlas.
En cualquiera de los dos casos—jodo— no me queda nada claro para qué es necesario darles limosnas a las ánimas, si...: o son pensamientos sensuales o son almas perdidas buscando la salida.
En cualquiera de los dos casos—jodo— no me queda nada claro para qué es necesario darles limosnas a las ánimas, si...: o son pensamientos sensuales o son almas perdidas buscando la salida.
¿Y por qué tienen que ser las iglesias católicas las que recojan las monedas que les damos a estas almas perdidas?
Más que contarles un cuento, me lo he contado yo a mí mismo. O me lo han contado en una iglesia de las de pedir para las ánimas.
Más que contarles un cuento, me lo he contado yo a mí mismo. O me lo han contado en una iglesia de las de pedir para las ánimas.