Estamos en tiempos de educación no presencial, así que los padres debemos ocupar un espacio educativo que siempre hemos tenido, pero ahora más reforzado al faltar momentáneamente el papel de la escuela, del maestro, de la educadora sobre todo en preescolar e infantil. Años claves para ir formando el amor por aprender, por incluso "ser".
Tu (sus) hijo(s) son lo más valioso que tienes, así que debemos tratarlos con cariño, sin duda, pero también con esa prudencia necesaria para que se forman como excelentes personas. En gran medida dependen de sus padres para construir su propio carácter.
Y vosotros como padres tenías que aprender a ser también maestros. Algo que no es sencillo y con lo que no se nace.
Vuestros hijos os imitaran, es inevitable, pues sois la referencia. Y en ese imitar ellos todavía no saben separar claramente qué es positivo y qué es negativo para sus vidas.
Los padres debemos ser serios cuando hay que ser serios pues somos el modelo de vida. Y debemos dedicar a nuestros hijos todo el tiempo que podamos dedicar. Algo que no es nada fácil pues en los últimos años nos han llevado hacia la trampa de estar mucho más tiempo en los trabajos (para otros que están con sus hijos) y restárselo a nuestros propios hijos.
Aprender no está separado de jugar. El impulso intelectual y cultural de vuestros hijos no está muy separado del trabajo que busca la curiosidad, el descubrir, el aprender simplemente viendo, escuchando, tocando, disfrutando aprendiendo mientras se juega. Pero no todos los juegos son positivos.
Si nuestros hijos tienen resultados positivos deben saberlo, deben recibir su premio y alabanza, para que sientan dentro que merece la pena esforzarse y aprender trabajando. Y si algo sale mal hay que ayudar con seguridad y paciencia a quien se ha equivocado. Esto no tiene nada que ver con saber poner límites.
Aprender, siempre, debe ser agradable, hermoso, para que sea recordado como una actividad beneficiosa y entretenida. Es posible que entendamos que aprender mientras se juega no es aprender. pero es que para la mentalidad de los niños los juegos ocupan un espacio que no es similar al nuestro. Para ellos jugar es utilizar el tiempo para aprender. Mientras que para los adultos el jugar es muchas veces entretenernos con ocio vacío y fácil. Para los niños jugar no siempre es fácil, pero siempre debe ser agradable.
Nota.: Las líneas de arriba son un río para un niño de tres años que lo está viendo en la orilla de un parque.