La sociedad pierde muchos más millones por decisiones equivocadas aunque tomadas con el mejor sentido del gestor, pero que no sirven por su falta de capacidad para tomar otras mejores.
Y tenemos que entenderlo. Los mejores posibles políticos es posible que hayan huido aterrados por las críticas que se saben van a recibir. Daría igual qué hacen, incluso daría igual la ideología, lo que es seguro es que en cuanto los nombremos los pondremos contra la pared para analizarle cualquier movimiento.
Es curioso pues los que realmente mandan, los que NO gestionan pero mandan, esos… no son revisados ni perseguidos. Incluso ni los conocemos ni se dejan conocer.
Uno de los trabajos de los gestores políticos es que estos "dueños" —que son los que mandan de verdad— estén siempre en el anonimato. Los políticos al final, somos los criados de los poderosos, pero disfrazados de capacidad para gestionar y hablar.
En Aragón se llama a la persona que se tiene que comportar así: "El capacico las tortas". De hecho en estos tiempos no es muy complicado ser político con capacidad de gestión. A poco listo o listillo que sea lo consigues. Así que si te gusta ser "El capacico las tortas" inténtalo.