Muchos ya sientes asco literalmente por “su” actual España, y la quieren cambiar de cualquier forma, y eso produce más temor del necesario pues se multiplican las crisis tan distintas unas de las otras.
Es verdad que casi todos esperábamos más de la España del siglo XXI, y se nos está apagando poco a poco, nos deja grises, sin ofrecer soluciones a unos problemas que van creciendo como los champiñones.
Y es cierto que la radicalidad se ha contagiado hacia capas de la sociedad que nunca habían sido radicales. Personas de trabajo diario, de madrugar e incluso de vivir aceptablemente se están volviendo radicales de libro.
Y muchos no solo lo aceptamos en silencio sino que lo entendemos (aunque no lo aplaudamos) y por ello no hacemos nada para evitarlo. Tal vez es que como sociedad no sepamos hacerlo de otra manera, no sepamos hacerlo mejor.