Lo sabemos todos aunque no hagamos nada por evitarlo. Así que tal vez para los niños pequeños, los que tiene entre uno y seis años, sobre todo entre dos y cinco años, sea el momento de evitar que los ruidos se apoderen de la vida.
Nos sobra ruido, de muchas clases, en muchos sitios. Y al tener tanto ruido nos falta atención hacia los sonidos suaves, agradables. Es posible que incluso de adultos nos sorprenda el sonido de un pájaro. Pero solo se puede escuchar si están envuelto en silencio. Necesitamos el silencio para escuchar los sonidos débiles, suaves, nuevos casi, agradables.
Al niño vamos a hablarle con voz suave, vamos a ponerle la música en tono suave, hable a su hijo al oido como otra manera de dirigirse alguna vez a él. Y pregúntele qué le ha dicho. Jueguen a taparse los ojos y a adivinar desde donde viene el sonido, la voz, la música.
Enseñe a diferencias tonos agudos y graves pero en tono suave. Y a diferenciar las edades de los que hablan, simplemente escuchando con los ojos cerrados. El sonido también debe poderse escuchar en tono suave, para poder diferenciar todos sus brillos.