No hay duda con la educación y la pandemia, tenemos que conjugar salud y seguridad en la enseñanza. Tanto para los alumnos como para los profesores. Y en ese ejercicio hay que trabajar con sinceridad y con cierto riesgo, pues es imposible garantizar el Riesgo 0.
Le Educación Digital NO ES BUENA en sí misma, o lo que es igual, no se creó la Educación hace miles de años, prescindiendo de la figura del maestro, pues ya no es Educación de calidad.
El Maestro forma parte de la educación más que los libros.
La Educación Digital no es igualitaria y depende de las familias que sea eficaz o no, descompensa a familias y además las somete en algunos casos a un estrés emocional incluso que convierte la Educación en algo negativo.
No en todas las familias hay similares condiciones ni por tecnología ni por formación de los integrantes de la misma.
La Educación Digital debe replantearse objetivos, materias, contenidos, para que sea válida e incida en su propia forma vehicular de servir para el crecimiento personal de los alumnos.
Y debe estar acompañada SIEMPRE de clases presenciales diseñadas para minimizar los riesgos de salud y de formación válida. Y de TUTORÍAS personales adaptadas a cada alumno.
Y de CONSULTAS con los padres o tutores para pulir problemas y para ayudar en la formación digital.
Todo esto supone más trabajo para los profesores, y sobre todo una adaptación de ellos a un mundo nuevo de Formación Digital que en algunos casos no les supone ningún problema pero en otros es una ventana nueva para la que no estaban preparados.
Detrás de cada alumno hay una persona, una familia, unos condicionantes sociales, unas necesidades distintas. La Escuela Presencial unifica, pero la Educación Digital diversifica y eso es un riesgo que hay que controlar.