Nadie en España sabía dónde estaba Burbáguena y ahora ya lo saben todos por la puta pandemia. Pedrajas de San Estaban creía vivir muy feliz hasta que el bicho les jodió las Fiestas patronales y sus calles se llenaron de periodistas cazadores de enfermos.
Cualquier calle puede pasar del anonimato a la fama impertinente a poco que el bicho se asiente en un edificio y se nos coma el alma de la tranquilidad. Dicen que es el futuro, yo creo más bien que es la Edad Media.