Para las personas mayores, de los 60 en adelante y jubilados, a los que podríamos señalar como destinatarios de esta nota, a los que si nos quitan un año de nuestras vidas restantes por culpa del COVID, lo debemos sentir como algo grave.
Así que tenemos que aprender a que no nos roben nuestro tiempo, sino si acaso a que nos lo cambien por unos meses con diferente actividad.
Si nos quedamos congelados y asustados, si perdemos el mes de abril y todos los que están viniendo detrás, habremos perdido gran parte de lo que nos resta de vida.
Así que nos toca reinventarnos, tomar precauciones pero sin perder nuestras actividades vitales que tendremos que adaptar.
Podemos seguir haciendo ejercicio en casa, escuchar música o ver cine desde el mejor aparato que tengamos a nuestra disposición.
Deberemos hablar con nuestros amigos aunque no sea de forma presencial y trabajar en “algo” que nos guste.
Respirar fuerte y salir a la calle hacia zonas verdes pues aunque no nos lo digan, en el aire libre hay 20 veces menos de posibilidades de contagiarse.
Tomar café hecho en casa con diversas maneras para que cada día nos sepa distinto o cerveza y vino diferente. Y prepararnos platos para la comida que nos apetezcan dentro de nuestras posibilidades económicas y de salud.
¿El sexo? Si es posible por tener compañía, sin duda, desenfrenado, casi salvaje para demostrarle al ambiente que se sigue vivo.
Y leer, y escribir, y hablar, y escuchar al amigo y mucho menos a los agoreros que nos cuentan mierdas para desahogarse ellos.
Pensar que esto forma parte de nuestra historia, que todas las generaciones anteriores han sufrido guerras, pestes, crisis dolorosas o pobrezas extremas.
Ahora nos toca a nosotros y además de poder defendernos de la pandemia vírica, hay que saber defenderse ante la pandemia psicológica que ya está entre nosotros.