El Hambre Emocional es la sensación que nos lleva tal vez por ansiedad descontrolada a comer en exceso y de forma injustificada pues en realidad no se tiene hambre aunque así lo sienta la persona a la que le afecta ese Hambre Emocional.
¿Qué lo desencadena?
Aburrimiento, soledad, estrés, ansiedad, tristeza, ira, enfado, abatimiento, depresión o baja autoestima son algunas de las emociones y situaciones que llevan con más frecuencia a una persona a comer de forma impulsiva sin mirar las motivaciones, que como vemos nunca son hambre.
Sus consecuencias físicas a medio plazo más importantes son la diabetes, problemas cardiovasculares y trastornos de la alimentación, como anorexia, bulimia, o una subida importante de peso.
Para evitar el hambre emocional, se recomienda hacer deporte, comer elementos saciantes como las verduras, y hacer un plan de comidas.
En el Hambre Emocional la persona prefiere un alimento en concreto y además lo quiere comer "ahora mismo", aparece y desaparece de forma repentina, no tiene freno y no desaparece comiendo, pero al terminar el proceso emocional, la persona se da cuenta del error y siente culpa. No queda satisfecho ni consigo mismo ni en el estómago pues no cubre las necesidades fisiológicas sino las emocionales.
Aburrimiento, soledad, estrés, ansiedad, tristeza, ira, enfado, abatimiento, depresión o baja autoestima son algunas de las emociones y situaciones que llevan con más frecuencia a una persona a comer de forma impulsiva sin mirar las motivaciones, que como vemos nunca son hambre.
Sus consecuencias físicas a medio plazo más importantes son la diabetes, problemas cardiovasculares y trastornos de la alimentación, como anorexia, bulimia, o una subida importante de peso.
Para evitar el hambre emocional, se recomienda hacer deporte, comer elementos saciantes como las verduras, y hacer un plan de comidas.
En el Hambre Emocional la persona prefiere un alimento en concreto y además lo quiere comer "ahora mismo", aparece y desaparece de forma repentina, no tiene freno y no desaparece comiendo, pero al terminar el proceso emocional, la persona se da cuenta del error y siente culpa. No queda satisfecho ni consigo mismo ni en el estómago pues no cubre las necesidades fisiológicas sino las emocionales.
Laura Puente