Las personas necesitamos abrazos, sentirnos, tocarnos, darnos calor
Hace unos días se hablaba en los programas de cierta cadena de televisión sobre la escasa relación de una madre y su hijo, ambos famosos. La frase que se me quedó en la cabeza fue: "Yo necesito abrazos, yo necesito a mi madre". Lo decía el hijo, ya mayor de 30 años. Abrazarnos es tocarnos, es intercambiar energía, es sentirnos vivos.
Y es que por raro que pueda parecer, no siempre con lo material, con el dinero, nos sentimos mejor. A veces, y más en estos tiempos de Covid, necesitamos más cariño, más llamadas, más abrazos, más calor humano…
No es mi caso personal, porque nunca me han faltado muestras de cariño en mi familia y en mi círculo más cercano, siempre he tenido a alguien cerca y eso es una suerte enorme.
Se nos olvida a veces que no somos solo parte de una empresa, de una asociación, o de nuestros trabajos. Somos por encima de todo familia. Me da igual desde el puesto de hijo/a que desde el de padre o madre. La familia siempre es lo más vital, y desde mi punto de vista cuando a alguien del núcleo familiar le ocurre algo importante, todo lo demás es secundario.
A veces las jornadas de trabajo, las relaciones sociales, y el propio ego, hacen que miremos para otro lado y no veamos lo que tenemos dentro de casa. Incluso puede que ayudemos con más gana al de fuera que al de dentro.
Y sin duda un abrazo, un paseo, un gesto de cariño, o algo que distraiga la mente, es la mejor ayuda para cualquiera, mucho mas valiosa que todo el oro del mundo.
Laura Puente Ajovín