En el Norte de Europa utilizan diversas técnicas de relajación, de confort personal, que no son homogéneas en todos los países pero que en gran medida se centran en una vuelta a la búsqueda de la naturaleza, de la vida natural, del contacto con los principios básicos de convivencia. No necesitamos tanto y lo sabemos, y volver a la cueva es posible.
Cada sociedad tiene sus mecanismos propios, muchas veces cercanos a religiones, para sentirse seguros, confortables, felices, incluso más primitivos si volver a recuperar parte de formas ancestrales se puede llamar primitivismo, o una vuelta a los coneptos sociales más antiguos.
Hoy vamos hablar un poco del hygge, una técnica danesa y noruega muy simple que podríamos llamar "recogimiento", casi volver a la sensación de la cueva.
Sentarse frente a un fuego de chimenea, natural o falso, abrigados con capas de lana o fibras naturales, beber en cuencos algunas bebidas calientes de la zona o una copa de un vino diferente, y recibir caricias o darlas, entre personas o con animales de compañía.
El hygge es tocarnos, es sentirnos, estar confortables entre amigos íntimos, es comer dulces con té mientras la familia habla y escucha, en voz baja escuchando crepitar los maderos de les chimenea.
El hygge es intimidad cómoda, es seguridad con los que te acompañan y contigo mismo. La simpleza natural, el fuego y las personas a su alrededor, la comida en común, la oración interna, el enfrentarse a la vida desde la calma, la amabilidad, la aceptación.
El hygge lo pronuncian como un "Hu-Ga" que sería nuestro recogimiento, nuestro estado de confort que nos acoge casi como en el vientre de la madre. Calor, amor, tacto, oscuridad, sonidos suaves.
Pero además podemos extender estas prácticas y llevarlas a los espacios personales. No siempre debemos estar acompañados de personas afines.
Un libro y esa misma sensación encajan perfectamente. Una música suave, una habitación cálida y pequeña, íntima, decorada con elementos cálidos y donde hablamos con nosotros mismos sin recriminarnos nada. Simplemente nos escuchamos internamente y nos intentamos conocer algo más.
Unas velas, unos olores, un baño caliente, unos pastelitos con un café, una película que nos ofrezca simplemente bienestar, un volver dentro de uno mismo y mirarse para tomar conciencia de qué eres, de qué quieres ser, pero con calma, sin castigarte nunca.