No hay que hablar de más… pero tampoco hay que hacerlo de menos pues la responsabilidad está tanto en hablar como en callar.
El silencio no otorga, es todavía peor: facilita el camino libre, apoya sin nada de control a cambio, deja espacios para movimientos fáciles, ningunea a los que hablan pues hay mucho espacio vacío, hace creer que el ruido tiene un valor que no le corresponde.
Por eso hay tanto ruido, simplemente porque por debajo hay muchos silencios cómplices sin querer.