No es fácil adivinar de joven qué influye en todo lo que decidimos. No tenemos información suficiente de la vida o de nuestro trabajo, no tenemos experiencia de situaciones similares sean del tipo que sean, no nos quieren decir todo para que no sepamos tanto como los que están por encima de nosotros.
Así que muchas veces las decisiones propias son más bien obediencias debidas, y no podemos hacerlas nuestras… aunque en esos momentos así lo creamos.
Nuestra obligación primera es aprender. Aprender de todo y en todo tipo de situaciones.
Sean buenas o malas. Incluso de las malas se suelen sacar más elementos de aprendizaje pues nos vemos contra situaciones que debemos revertir y eso nos obliga a ponernos en tensión.
Si con los años hacemos examen de las decisiones tomadas hay un enorme montón que ahora con los años y las experiencias, haríamos de otra forma. Eso no garantiza el éxito, pero la experiencia nos enseña que era fácil adivinar los errores aunque en ese momento no los vimos.
Hay que aprender, como digo, y sobre todo especializarse en algo.
Tus experiencias sumadas logran contigo un ejemplar "único" de experiencias que unido a tu única personalidad te tiene que permitir defender perfectamente ante los problemas.
Pero es imprescindible el esfuerzo de querer aprender. Y de apuntar todo en libretas, aunque ahora suene a idiota, lo sé, pero es muy útil con el tiempo.