Atrás queda el sol y la calma de Cambrils, aquella idea viejuna de que mis años de jubilación los pasaría entre las arenas y las aguas de un Cambrils casi vacío en la mayoría de los meses del año. Pero aquello ya quedó abandonado hace años por diversos motivos y ahora me pregunto qué sería de nosotros de haber seguido con esa idea, siendo de Zaragoza y queriendo vivir en Cambrils con una pandemia confinadora y que no deja salir de tu territorio único.
Hemos perdido libertad a costa de seguridad, hemos perdido un mes de abril y vamos hacia el segundo, pero sobre todo hemos perdido libertad individual a costa de una Sanidad investigadora que no ha podido funcionar como decían que estaba diseñada. Tranquilos, nos vamos a dejar que se nos siga engañando. No tenemos intención de rebelarnos contra las mentiras. ¿Por qué hemos investigado tan mal, tan lentos, tan ineficaces? Es posible que sea por ser humanos y no dioses milagrosos.
No sé cómo está funcionando la máquina de fabricar billetes de 50, y tampoco sé de qué manera serán capaces de retirarlos del mercado cuando salgamos de la pandemia y todos vuelvan a trabajar. Es posible que la inflación sea la que venga a poner orden en este mercado saturado de billetes. Repartir a quien no puede trabajar no supone quedarse la suma a cero. Simplemente porque otros que no gastan lo están ahorrando. Y si hay más dinero en la suma aunque esté peor repartido, parece inevitable la inflación. Ya iremos viendo.