Me mandaron ayer un vídeo para observar y opinar; uno de esos ejercicios que a veces no sabes bien cómo cumplir pues no te lo mandan los artistas sino la familia con la mejor intención del mundo mundial, pero en este caso fue sencillo poder opinar. El cortometraje me gustó sobre todo sabiendo que venía de estudiantes a los que ya conocía y con los que había hablado en otros tiempos.
El vídeo, de unos jóvenes de la ciudad de Murcia que están estudiando Arte en diferentes versiones, se titula MYMOLYPSE que sería lo de menos. Un cortometraje bien realizado, muy bien ambientado, con algunas mejoras que desde mi punto de vista deberían modificar en otros trabajos, y con una factura que indica que dentro del Grupo de Artistas hay madera, ganas de trabajar, cuidado, y buenas ideas y mejor fotografía. Son muy jóvenes, casi escandalosamente jóvenes, pero han iniciado un camino complejo pero bien estructurado pues se han dado dónde se esconde la calidad y dónde los errores.
Eso es lo peor para mi… ¡¡uff!!… ¡¡jóvenes!! Qué envidia. Las posibilidades actuales de "hacer" si se quiere son mucho más altas que en mi época de joven, donde todo era mucho más complejo, si no tenías posibles era imposible, y sobre todo si te salías del camino ya establecido, eras un raro de cojones.
—¿Arte? Pero eso… ¿eso qué es?, ¿tú crees que se puede vivir de eso?— te decían mientras se ponían de lado para demostrarte que no tenías ni puta idea. El Arte era… "eso".
También es cierto que si bien en estos tiempos hay más facilidades, hay más competencia y hay que demostrar que eres bueno y además que quieres trabajar mucho y duro. No hay ahora tiempo para el descanso, para la duda que dure más de un día, para tener reparos o miedos, para no estar seguro de que lo emprendido tiene que ser lo que te gusta y además no desviarte para nada.
Los consejos no sirven de nada, son opiniones propias del pasado que tenemos guardadas por si nos las piden. Se pueden escuchar, bueno, es posible que sí, pero poco más. Las decisiones nunca deben ser por los consejos, si acaso yo diría que se pueden guardar en un cajón negro y oscuro, y leerlo a los meses, cuando ya no se refieren al momento. Los consejos son como esos relatos raros que no sabes si tararlos o romperlos, y que al final los dejas en el cajón del congelador de las ideas. Igual con las semanas encima somos capaces de verlo todo de otra forma. Y entonces sí, tirarlos o sonreír.