En todas las empresas hay malos trabajadores, colaboradores jetas, jetillas, caraduras, que no están a la altura de los demás. pero no me refiero a la calidad de su trabajo, me estoy refiriendo a la cantidad de su trabajo, que además deben hacer sus compañeros y muchas veces sin que lo sepa claramente la dirección de la empresa, que o no se entera o deja hacer por algún motivo no siempre bien conocido.
A veces estos jetas —que siempre van en contra del trabajo de sus compañeros— se disfrazan de simpáticos con la dirección, saben medrar o saben aparentar que no están escondidos. Y eso dificulta la labor de desenmascararles.
Pero debemos hacerlo desde la propia empresa para el bien del Grupo, pues ser jeta es una enfermedad contagiosa.
Son personas que no quieren superarse ni aprenden nuevas técnicas para que no les entreguen nuevos proyectos, que se quejan de todo y desanimas, que no quieren trabajar en equipo y van de individuales, que no asumen la responsabilidad del Grupo, que suelen ser chismosos y por eso peligrosos, son unos sabelotodos en apariencia para disimular sus incapacidades, suelen ser violentos al menos verbalmente, no son puntuales y son los primeros en salir, tienden a ser envidiosos y además quieren ser los protagonistas de todo, les gusta mandar y no les gusta nada obedecer, suelen mentir y siempre tienen preparada una excusa para cualquier situación, y no muestras ningún entusiasmo en emprender una tarea nueva.
¿Por qué se les consiente todo esto? Hay varios motivos, pero lo importante es que eso al resto no le debe afectar. Debería ser como una persona que está pero sin contar con ella para nada. La empresa debería darse cuenta que está solo, que no colabora, que no participa, pero sin decir nada a nadie, simplemente con los hechos.
Si es él quien se da cuenta primero, tendrá que cambiar, y si es la empresa o bien lo mantiene por algún acuerdo que no nos debe importar no conocer o es que es una mala empresa.