Podríamos hablar de este artículo pero hay decenas de ellos. Es algo tan real que asusta. Tras la Crisis del 2008 y ahora remarcado con esta del 2020 sin haber superado la anterior, tener 55 años o más es un drama personal para el empleo, para mantenerlo en los últimos años de tu carrera laboral, en los más importantes años de cotización para tu jubilación. Pero este drama hay que señalarlo bien. Los que hoy en el 2020 tienen 55 años, tenían 43 cuando empezó la crisis del 2008. Es decir, les hemos destrozado toda su vida laboral.
Las empresas están trabajando muy bien este tipo de reconversión por edadismo. Son trabajadores con menos formación teórica, con más sueldos, con más derechos, y se recambian por jóvenes desempleados más adaptados a todo tipo de cambios, con sueldos y contratos indignos, y con deseos de entrar a trabajar en lo que se les ofrezca.
Ya no es necesario hacer contratos fijos sino contratos de diseño según profesión y empresa, actividad o ganas de joder. Y en esto entran desde las grandes empresas que saben defenderse a costa de ayudas a las empresas pequeñas que no tienen sindicatos que defiendan a los trabajadores más débiles. Esto es simplemente el empobrecimiento tapado de un país que ni con gobiernos de izquierda sabe defender políticas sociales y laborales de izquierda, escondidos entre lo que se puede hacer y lo que se debe hacer.
Estar superados por los problemas es una de las herramientas que ahora el Sistema sabe utilizar muy bien para defenderse de su hecatombe. Pan para hoy, pero sin duda hambre para nuestros hijos y nietos, como no seamos capaces de revertir esta situación de pobreza lenta pero imparable.