La profesionalidad de las personas existen, se nota normalmente en que son simplemente normales aunque sean excelentes. Ayer tuvimos varios ejemplos sencillos, maravillosamente excelentes. Iñaki Gabilondo nos dijo que él ya no podía mas, o que simplemente se había agotado de aguantar tantas tonterías sociales y políticas para nada.
Andreu Buenafuente y Berto Romero nos enseñaron que se puede trabajar sin bajar el nivel dentro de un almacén con trastos, si la nieve no te deja desplazarte a Madrid. Sergio Vallín nos demostró en La Resistencia que se puede ser el guitarrista de Maná y no parecerlo, que la normalidad de las personas reside en querer hacer bien tu trabajo y mostrárselo a los demás.
Son casos simples de saber trabajar por y para los demás, cobrando un sueldo faltaría más, pero sobre todo creyendo en su trabajo y en la importancia que tiene su labor para seguir engrasando el funcionamiento de todos nosotros. En comparación de los que solo quieren medrar, engañar, disfrazarse de ovejas con dientes afilados, es casi un milagro poder contemplar que siguen existiendo millones de ejemplos sencillos que simplemente creen en su trabajo.
Son casos simples de saber trabajar por y para los demás, cobrando un sueldo faltaría más, pero sobre todo creyendo en su trabajo y en la importancia que tiene su labor para seguir engrasando el funcionamiento de todos nosotros. En comparación de los que solo quieren medrar, engañar, disfrazarse de ovejas con dientes afilados, es casi un milagro poder contemplar que siguen existiendo millones de ejemplos sencillos que simplemente creen en su trabajo.