Yo ya sabía que iban a confinar Zaragoza otra vez, así que el martes me fui al barrio de las Delicias que es de los más lejanos de mi casa. Más de media hora de autobús imaginando que mi iba lo menos a Logroño o a Vitoria. Una ilusión poder estar viajando media hora seguida. Y efectivamente, nos han vuelto a confinar. Ya no podemos ir a Tarazona.
Suena a broma si no fuera por las muchas personas enfermas o fallecidas que sufren de la enfermedad. Pero seamos sinceros… sin decírselo a nadie… ¡¡chisss!!… ¡¡qué poco preparados estamos para defendernos de lo gordo, de lo magro!!
Hemos retrasado como un siglo, como si volviéramos a la Gripe Española, otra vez con moqueros y mascarillas como únicas defensas pues nos creíamos capaces de inventar cualquier crema de esperma de ballena para rejuvenecer los morros y ahora resulta que un puto bicho que nadie ve nos está jodiendo la vida. ¿No sirve el aloe vera o el aceite de argán o la baba de caracol? ¿Tampoco la acupuntura o la flores de bach?
Toda la puta vida escuchando potingues milagrosos para todo y ahora resulta que nos despertamos del sueño mentiroso y si coges el COVID-19 te recetan Paracetamol y punto pelota. Eso si te cogen el teléfono del médico y si logras que te llame. Mientras tanto a seguir contagiando. ¡¡Uff!! algo no nos está saliendo como habíamos diseñado para este siglo.