La vida es dura siempre, incluso para los muñecos de nieve. Todo evoluciona, todo cambia, en un momento dado podemos parecer erguidos y necesarios y en otra ocasión con poco tiempo de distancia, nos hundimos en la miseria por efecto del calor. Se nos queman las ideas de la cabeza y nos vamos derritiendo.
Pero no pasa nada, pues nadie nos podrá quitar el orgullo de ser un excelente Muñeco de Nieve, elegante y vestido de colores, al que todos admiraban cuando pasaban a nuestro lado.
Ahora somos una mierdecilla en vías de extinción, pero siempre nos quedarán los recuerdos… ¿que para qué sirven los recuerdos?… pues… ni para sujetar la mirada. Pero algo hay que decir.