Cada vez mas se intenta construir la vivienda atendiendo a su capacidad para ser positiva y no negativa con sus moradores. Pasamos tantas horas dentro de ellas que ya hemos entendido que no puede ser un simple contenedor de personas y muebles, sino mucho más. Tenga el tamaño que tenga. Sin duda una vivienda con 100 metros cuadrados es mejor que una de 40 metros. Pero una vivienda grande mal diseñada es peor que una pequeña bien pensada.
Cada vez más la decoración y sobre todo el diseño de la vivienda va de la mano de psicólogos emocionales, de trabajos que tienen la necesidad de conocer a las personas que van a vivir dentro de ella. Esto es fundamental. No sirve el mismo concepto o diseño para una familia que para otra. Y no solo por la edad o por el número de personas que vayan a vivir en su interior, sino también por las formas de pensar, de ser, de comportarse.
Hay que buscar viviendas que no nos enfermen, y esto no es una tontería. Hay viviendas que provocan estrés, ansiedad, y eso a veces depende de nuestra propia personalidad.
Necesitamos cada vez más, viviendas con excelente ventilación, con un control del ruido muy eficaz, con posibilidad de ver el horizonte y el cielo, con pocos ángulos agudos, hecha en su interior con materiales acorde a tus propias necesidades. El color de la paredes es muy personal, pero también el juego de este con los muebles, con el suelo, con el tipo de materiales que configuran el todo.
Vivimos, dormimos, comemos, nos relacionamos con la familia, consumimos cultura y ocio dentro de ella. Hacemos el amor e incluso el sexo. Así que el entorno de todas estas actividades debe ser acorde con nuestras particulares formas de ser. Parece lógico, lo es, y además influye en nuestra vida tanto en su calidad como en su cantidad de años de salud viable.
¿Crees que una vivienda bien diseñada influye en nuestra concentración, en nuestro ánimo, en nuestra capacidad de trabajo, en nuestra memoria o concentración? En la nuestra y en la de todos los que están en ella. Incluidas las visitas que se sentirán mejor o peor según el tipo de vivienda que hayamos fabricado. por fuera o por dentro.
Un interior puede contener elementos de piel, de madera, de piedra, de telas, de cerámicas. Puede tener color o no. Puede ser suave o agresivo. Puede incluso tener integradas diversas habitaciones en una sola. ¿Es positivo tener el salón integrado con la cocina? ¿Y el baño dentro de los dormitorios? ¿Qué podemos opinar de los pasillos y de su influencia? ¿Es lo mismo salir a las terrazas desde el dormitorio que desde el salón?
Nuestro propio sistema nervioso, de vitalidad, de incluso consumo de un tipo de cultura o de otro, nos lleva a tener que acudir a profesionales o a investigar nosotros mismos sobre estos aspectos, para intentar vivir lo mejor posible dentro de unos espacios que no es fácil cambiar cada poco tiempo. Una equivocación puede durar muchos años.
La cantidad de naturaleza que incluyas en tu vivienda afecta a tu forma de sentirte. Y al igual sucede con el Arte, con la altura de los techos, con los colores, con las zonas de descanso, con el tipo de luz que recibes, con el orden de los elementos, con el tipo de líneas que diseñan las miradas en tus habitaciones, con el tamaño del espacio en el que te encuentres.
Piensa un momento.: ¿La habitación de más tamaño, más luz, la mejor habitación de tu vivienda, debe ser la del dormitorio, la del salón o la de la habitación de ocio? Pues es seguro que eso depende de la persona, de la familia. No hay una respuesta que sirva para todos. Depende de varios factores, y si te equivocas al comprar los muebles, al decorarla, será una equivocación para muchos años.
El cuadro dice.: Juntos es nuestro lugar favorito para estar. Tal vez ese sea el objetivo. Nuestro lugar favorito.