Llevo 10 días con dolor de cabeza que para mí es una hostia sin colores, pues nunca me ha dolido el cabezón. Alguna vez tenía que ser. Los achaques son invalidantes siempre, mucho o poco, pero te joden las ganas y las fuerzas. A ciertas edades esto se intenta soportar y entender como normal, pero no siempre, no a todas las horas del día. A veces te jode verte más flojo, con menos estabilidad, con más miedos. Pero no miedo al final, simplemente miedo al intermedio, a la incapacidad lenta.
Me miro al espejo y me digo —¡Joder! no te acuerdes de la debilidades, mira al frente y disimula.
Pero no siempre es fácil. Ayer me dijeron que los que somos así, tipos que no sabemos pedir ayuda o que incluso no sabemos explicar lo que nos sucede para no dar pena o para no dar la sensación de debilidad, somos unos jodidos egoístas. Ya es lo que me faltaba, pero me la sopla.
Estoy seguro de que esto es cuestión de días, que la flojera se pasa y miel sobre hojuelas. Pero mientras tanto vas perdiendo días y ya no nos sobran tantos. Ideas me sobran, pero ganas, fuerzas y capacidad… pues ya no lo sé. ¡¡A por ellos!!, es decir, ¡¡A por mí mismo!!
Uno mismo se va difuminando, se le pierden las fuerzas y las ganas, y sin darle importancia va peleando para recuperlas. Sé que es sencillo, pero temo más por el día en que será mucho más complicado. Todo llega.