Entre Innovación y Fracaso no hay mucha distancia


En todos los avances de la humanidad desde hace miles de años, vamos a golpes de innovación, de inventos que nos facilitan los trabajos y nos los cambian. En eso no hemos avanzado mucho aunque parezca lo contrario. Innovar es avanzar. Simplemente trabajar en y desde la normalidad ya reconocida es simplemente admitir que quieres ser mediocre, aunque pueda ser suficiente.

Pero la innovación supone siempre arriesgarse a fracasos. Aunque montar una empresa es también admitir que lo normal es vivir entre los fracasos y los éxitos.

Innovar es arriesgarse, es intentar abrir nuevos caminos, es admitir que el fracaso se esconde dentro de la innovación, pero también el éxito.

Suelen innovar las pequeñas empresas abriendo nuevos caminos que comprar o asumen las grandes empresas, desde sus departamentos de innovación. Las hacen suyas, asentándolas y poniéndolas en valor, puliéndolas, pero muchas veces basándose en pequeñas innovaciones de pequeñas empresas.

Y siempre como ya he comentado antes, el fracaso está dentro de cualquier cambio importante en los modos y las formas. Pero el fracaso no es más que una parte del éxito. Tenemos que estar acostumbrados a fracasar aunque en ciertas culturas sociales y laborales esto no sea bien admitido. 

Fracasar es el primer paso para cambiar e intentarlo de nuevo. Solo se fracasa porque algo no podía funcionar bien, lo que nos facilita el cambio hacia nuevas formas y sobre todo a poner más empeño en cambiar y buscar mejores fórmulas. 

Lo malo del fracaso es lo caro que resulta, por lo que una de las cosas que tenemos que tener en cuenta siempre es en intentar admitir que el fracaso es posible, es muy caro, y estar medianamente preparado para ello, salvando los muebles que se pueda, para volverlo a intentar.