La vida pequeña. ¿Podemos buscar una vida más lenta, más suave?
El escritor José Ángel González Sainz nos deja en una entrevista en El País algunas frases casi filosóficas que pueden servirnos como palanca para intentar buscar la felicidad, pero sobre la suavidad ante la vida la que él mismo llama "La vida pequeña" y que nos permita una vida más suave. Veamos algunas de sus frases. Cualquier selección de textos es siempre muy personal, pero podemos leer la entrevista completa si lo deseamos y sopesar si es interesante pensar en una vida algo más lenta y suave.
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Machado lo dijo perfectamente: “Qué difícil es no bajar cuando todo el mundo baja”. Pero la dificultad tiene su atractivo. Es el ilimitado poder de la inercia en nuestras vidas. Pensemosr: en realidad, lo que estoy haciendo como persona, ¿qué sentido tiene, qué valor tiene para mí, para la comunidad? Porque gran parte de lo que hacemos es intercambiable y prescindible. Y ahí asoma la cuestión de la superfluidad del hombre, algo muy grave. Entonces, por eso es importante ese pararse y reconsiderar las cosas.
Y en esta época nuestra, en todos los niveles, tanto en el político como en el relato que cada uno hace de sí mismo, lo importante es la interpretación, el efecto que causan las cosas que decimos. A veces un juego que da alas al disimulo, al engaño, a la mentira, a la impostura. A nivel político, cuando al gobernante le da igual la realidad y solo atiende al instinto de poder, a la soberbia y a los efectos del relato, estamos ante cosas graves. Al final, quien se lleva el gato al agua es quien controla los efectos de los mensajes. Esa ignorancia voluntaria de la realidad es lo que ahora mueve los hilos políticos.
La alegría está en los momentos de vida cotidiana, donde los dioses no intervienen, incluso podrían tener envidia de la verdadera felicidad, que solo es humana.
No es lo mismo escribir “hay que hacer esto” que “puedes hacer esto”. La utilización del verbo “puede” es muy importante. La sencillez es muy trabajosa de conseguir, lo que importa para ser felices. Y las pequeñas cosas, pero de cada día.
El optimismo y la inteligencia no sé si casan muy bien. Nuestra capacidad de lo peor es muy grande. Y de elegir lo peor. Incluso a nivel político, eso lo sabemos por la historia y nos lo demostramos continuamente. Hay mucha gente con lo que yo llamo “acuartelamiento de ideas”. Tienen cuatro ideas y con ellas van embistiendo y ya está. El necio embiste siempre. Uno de nuestros grandes problemas como sociedad, y sobre todo en España, es que no estamos construyendo ciudadanos, estamos construyendo antagonistas. Mucha gente, antes de examinar algo, ya ha tomado una posición. Cuando tú no pones toda la carne en el asador en crear ciudadanía, y contrapesos, y controles, sino meros antagonismos, la has cagado. Y entonces se habla de cainismo. A veces se dice que esta es una sociedad infantil…, ¡ojalá fuera infantil!, pero es adolescente, que es peor.
Son valiosas ciertas pequeñas cosas que a lo mejor pensábamos que ya no tenían cabida. Mirar las nubes. Pasear. Estar sentado sin pensar en nada. Yo creo que después de hacer ese tipo de cosas, tu relación con los otros es distinta, ya no eres el mismo. Yo lo llamo el reto de estar con lo que está, y ya está.