Podríamos denominarlo como erotismo grueso, erotismo de tocar y palpar, ese toque erótico de perderse entre los mullidos pechos descomunales de un icono amamantador que debemos llevar programado muy dentro. En estos tiempos tan ratos hablar de tetas, de tetas de mujer se entiende, siempre está mal visto. No sé si se nos pasará algún día. De entrada voy a pedir perdón por escribir sobre esto.
Por cierto… ¿qué intenta meter el señor de la viñeta entre los pechos de la dama?