Historia griega del humor y la risa


El humor, la sonrisa o la risa es necesaria para la vida entre los humanos. Otros animales saben que estar alegres es importante para ellos y para comunicarse, por ejemplo los perros de compañía. Pero hay mas animales que tienes diferentes estados de humor y uno de ellos es la alegría.

El humor no siempre tiene que ser reír, y mucho menos reír a carcajadas. Eso depende incluso de nuestra disposición natural, de nuestra forma de ser.

El origen de la palabra humor está en la antigua civilización griega, pero estamos seguros que los primitivos también tendrían situaciones de humor, y que en la medida en que entre personas nos vamos contando historias, algunas de ellas tendrían una carga de humor en sus distintas variables.

Para Hipócrates (hace ya casi 2.500 años) el humor se refería a «cada uno de los líquidos de un organismo vivo»; es la acepción del latín de la palabra (umor, -õris): bilis negra, bilis, flema y sangre. El humor viene de los humores, desde dentro, para modificarnos y casi casi sobrevivir.

En el mundo griego hay dos dioses que se vinculan a la risa. Uno, Dionisos, dios de la fiesta y el carnaval, del vino, la desmesura y el éxtasis. Y el otro, Gelos, dios de la risa.

Gelos es ‘risa’ en griego, y comparte raíz con palabras como brillo y centella. La risa y la sonrisa son eso: alegría, brillo en la cara, cambio de rictus y por un instante al menos, ganas de seguir viviendo la situación.

Dionisos es el dios del ritual, de la fiesta, de la borrachera y del delirio, en donde la risa resultaba natural, necesaria, fuerte e histriónica a veces. Es el Dios del vino y de la fertilidad, del teatro y del saber mezclar la música para evitar preocupaciones. 

La risa del dios Gelos es más banal, espontánea y está asociada al brillo y la centella, es decir, a la chispa de lo que nos hace reír. Por eso, la risa para los griegos tenía esa doble vía. Para los romanos el dios se llamaba Riso.

La carcajada casi ritual, sagrada, exacerbada por la borrachera y los carnavales, la risa como katharmos, es decir, como descarga de las penurias era el trabajo que dominaba Gelos o Riso.

Y la risa cotidiana, espontánea, repentina, resultante del brillo y la chispa, del sarcasmo del instante, del momento o la situación.