José María Ruíz Mateos, de Superman a hundido


En el año 1992, José María Ruiz-Mateos se mofa de la justicia española dando una rueda de prensa en una de sus visitas al juzgado de Plaza de Castilla vestido de Superman. Necesitaba intentar que los medios de comunicación le hicieran una publicidad gratuita para intentar saltarse las condenas diversas para él y para toda su familia.

Fue capaz de crear un partido político con su propio nombre con el que logró un escaño en el Parlamento Europeo, tras numerosos escándalos y presuntos fraudes en la construcción de le Nueva Rumasa, creada dos décadas después de que el Gobierno de Felipe Gonzalez le expropiara la Rumasa primitiva por presuntos fraudes a la Seguridad Social de hasta 12.000 millones de pesetas de entonces, según se decía. 

Aquel conglomerado de empresas de la Vieja Rumasa llegó a tener un total de 65.000 trabajadores.

Supernumerario del Opus Dei resultó curiosa la expropiación de aquella Rumasa que era todo un ejemplo en los últimos años franquistas, precisamente el mismo día pero dos años después del Golpe de Tejero contra el Congreso en el año 1981. Se dijo que en aquellos años había donado 1.500 millones de pesetas al propio Opus Dei sin que se supiera claramente para qué los había utilizado.

En su vida tuvo al menos 14 hijos, algunos reconocidos legalmente por la Justicia dos años después de fallecer tras exhumar su cadáver.

José María Ruiz-Mateos fue un ejemplo claro de esa España celtibérica, rara y populista en sus procedimientos que (presuntamente) supo crecer a costa de las delgadas líneas que se podían ir traspasando desde la legalidad, para enriquecerse con la inocencia de otros empresarios más pequeños o accionistas que creían en sus procedimientos.